México: hora de reconstruirnos
El proyecto de reconstrucción de nuestra patria es como construir una casa nueva.
La fe y la historia del pueblo de México no se pueden entender sin la devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe cuya aparición hace 485 años dio origen a nuestra identidad mexicana. En ella se unieron dos mundos, nuestras raíces. Este 12 de diciembre, más de 7 millones y medio de peregrinos llegaron de todo el país para celebrar un aniversario más del don divino que contemplamos en la tilma de San Juan Diego. La Basílica de Guadalupe es el centro de peregrinación más visitado del mundo, por encima de la Basílica de San Pedro en el Vaticano.
En una homilía valiente y contundente, monseñor Enrique Glennie, rector de la Basílica, nos recordó que, en medio de nosotros, existen muchos signos de muerte y de dolor, que sólo con una inmensa fe y una férrea decisión de todos podremos erradicar.
Haciendo un recuento de los principales retos que enfrenta el país, explicó que, de todas las inmundicias que nos afectan y empobrecen, la peor de todas, y el origen de todas, es la corrupción. Corrupción significa romper, hacer pedazos, destruir. Significa la decadencia y la ruina —entre otras cosas— de las conciencias, de los valores, de la justicia, de la confianza y de la dignidad, tanto del que la provoca como del que la sufre.
Es verdad que la corrupción se expresa prácticamente en todos los niveles: político, económico, policial, social, religioso, ambiental. Por ello, monseñor Glennie explicó que el proyecto de reconstrucción de nuestra patria es como construir una casa nueva, donde cada habitación tenga una novedad, desde una política menos manipuladora y más al servicio del bien común hasta una economía más equitativa y solidaria, así como esquemas sociales que brinden mayor seguridad a todos y una Iglesia que sea cada día mejor expresión de la misericordia de Dios.
Insistió en que esta “nueva casa” requiere de sólidos cimientos: cimiento ético (honradez de cada uno) espiritual (vivir los valores), cultural (vida, derechos humanos y el respeto a la diversidad). Finalmente exhortó a millones de mexicanos a tomar conciencia dela responsabilidad que todos tenemos, inspirados por Ella, que ha acompañado muchos momentos de cambio y reconstrucción de nuestra Patria, para hacer de México un país más digno, más habitable y más justo.
El nuncio Franco Coppola dijo recientemente: “No tengan miedo, ustedes tienen a la Virgen de Guadalupe”. Que Ella nos bendiga y nos tome entre sus brazos a todos y cada uno de nosotros, concluyó mons. Glennie.