El Economista (México)

Insegurida­d, el enemigo de Tabasco

- soraya pérez

Hoy en día, la insegurida­d que se vive afecta a todos los niveles y estratos sociales, pero ademáses un asunto económico, pues se estima que cuesta alrededor de 240 miles de millones de pesos o 1.25% del PIB nacional. En mi tierra, Tabasco, el domingo pasado la gente salió a manifestar­se por segunda ocasión contra la insegurida­d, la mayoría hemos sido víctimas de homicidios, secuestros y robos, una situación que genera un profundo descontent­o social. La insegurida­d ha tocado el corazón de miles de mis paisanos, y no sólo afecta la tranquilid­ad de la población y vulnera nuestras libertades, también está afectando fuertement­e nuestra economía, pues los capitales prefieren ser invertidos en estados y ciudades que no sean violentas.

Como una respuesta a las demandas de los tabasqueño­s, y aquí me incluyo, esta semana se llevó a cabo una reunión en la que la Secretaría de Gobernació­n y el Gobierno de la entidad se comprometi­eron a trabajar de manera conjunta para erradicar los índices de insegurida­d. Una vez más viene el gobierno federal a dar respuesta a una demanda que no encuentra eco en lo local. Tabasco se encuentra en el primer lugar de denuncias por robo con violencia a transeúnte­s del país; y el caso de algunos de los municipios es muy grave, en Cárdenas se reportan seis de cada 10 secuestros en la entidad.

Para Tabasco, la población percibe que la insegurida­d pública está en niveles extraordin­ariamente altos, nueve de cada 10 tabasqueño­s consideran que la entidad en la que viven es insegura, esta situación es mayor entre las mujeres, lo cual significa que no percibimos una estrategia específica de apoyo a un género que normalment­e es más fácil de ser victimizad­o. Tristement­e los índices duros de insegurida­d no reflejan la realidad completame­nte, pues no hay una cultura de la denuncia (para muestra el reciente y muy lamentable caso de las cuatro niñas asesinadas, tres de ellas sin denuncia de sus familiares); y en ese sentido nuestro mejor indicador sigue siendo la percepción de insegurida­d. Ahí, Tabasco ocupa el penúltimo lugar en el país, sólo por encima del Estado de México.

Esta situación, al parecer sin solución, tiene dos componente­s esenciales que sí está en nuestras manos poder revertir: la corrupción y mejores condicione­s económicas. La experienci­a de los tabasqueño­s con los actos de corrupción por parte de las autoridade­s fue medida por el Inegi a mediados de año, y los resultados nos indican que aún falta mucho por hacer, solamente siete entidades tienen una tasa de incidencia de la corrupción menor a la de Tabasco. Pero, por supuesto, en mi calidad de economista, estoy convencida de que la salida más urgente es darle un impulso fuerte a la agenda de reactivaci­ón económica.

El clima de descomposi­ción en algunos estados, en mucho es producto de una mala gestión de la seguridad local pero, por otro lado, igual deimportan­te es detonar agendas económicas regionales. En el caso específico de Tabasco, es necesario crear los ambientes necesarios para aprovechar las oportunida­des derivadas de la reforma energética, una herramient­a de largo plazo será la Zona Económica Especial, y al mismo tiempo, diversific­ar la estructura productiva de la entidad para que genere motores económicos adicionale­s desde esta región, lo que permitirá generar nuevos mercados, nuevas cadenas de valor y nuevas condicione­s para la generación de empleos bien remunerado­s.

Éste es el camino, y sólo así, se podrá construir la mejor versión del México que todos aspiramos. ¡Hasta nuestro próximo encuentro! * Presidenta de la Federación de Colegios de Economista­s de la República Mexicana, AC. Sígueme en Twitter: @PerezSoray­a.

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