2017: alianzas y sorpresas
Inicialmente, la disputa por la nominación aliancista en Nayarit tenía como protagonistas al alcalde de Tepic, Leopoldo Domínguez y al presidente de la Fundación Álica, Antonio Echevarría García. Ambos están emparentados y forman parte de un grupo políticoempresarial con sólidos nexos, pero un sector de las bases perredistas –encabezado por José Guadalupe Acosta Naranjo– respalda al edil, quien hace un mes se separó del cargo para tratar de recuperar la ventaja que comenzaba a tomar su sobrino y que ahora es prácticamente irrefutable.
El jefe nacional del PAN convocó a los aspirantes a la candidatura a una mesa política para negociar las reglas de la contienda. Las encuestas confirman que Toñito Echevarría cuenta con mejor posicionamiento que Polo Domínguez, pero ninguno tendría el potencial ni genera los respaldos que ahora colocan a Ivideliza Reyes, actual diputada local y ex alcaldesa de La Yesca, como una tercera vía, con enormes posibilidades de éxito.
“Ivideliza es garantía de triunfo, ante la discreta presencia de Morena y el lío que traen los priistas”, confirma un dirigente panista, “lo bueno es que para el caso de Nayarit, todos caben en un acuerdo de amplio espectro, incluso Acosta Naranjo”.
Y es que la coalición entre las fuerzas políticas —que en el contexto local también involucra al PT, Nueva Alianza, Encuentro Social y Movimiento Ciudadano— también nominaría conjuntamente a los candidatos al Congreso local y a las 20 alcaldías de la entidad.
Las encuestas preelectorales coinciden en la fortaleza de Morena, el partido-movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador, que podría desbancar al PRD como tercera fuerza electoral en los comicios del 2017, sin otros aliados. En Coahuila postularían al empresario Armando Cabada; en Nayarit, al exsenador Miguel Ángel Navarro Quintero, y en el Estado de México, a la diputada federal, Delfina Gómez.
Para Coahuila, Ricardo Anaya también llamó a los aspirantes panistas a una mesa de acuerdos en la que están sentados el exsenador Guillermo Anaya; el alcalde de Saltillo, Isidro López, y el senador con licencia, Luis Fernando Salazar.
En la última reunión de ese mecanismo —celebrada la semana pasada— quedó definido el proceso interno y la ruta de negociación de la coalición con el PRD. Y Salazar fue el único que trató de cambiar el método de selección. Algunos amanuenses sostienen que las mediciones “claramente los beneficiarían”, por lo que resulta inexplicable su intentona, que fracasó estrepitosamente.
Y en lo que parece una maniobra sulfurada, su equipo comenzará con la difusión de videomensajes de apoyo en los que aparecen los mandatarios de Aguascalientes, Baja California Sur, Durango, Veracruz y Tamaulipas.
“Si tuviera el respaldo de Moreno Valle o de Miguel Márquez sería preocupante, pero esos gobernadores y el senador Roberto Gil Zuarth no podrán cambiar el ánimo de los coahuilenses”, critican fuentes panistas, quienes sostienen que dentro de un mes quedará definido si en aquella entidad norteña y en Nayarit van las coaliciones opositores con abanderados del blanquiazul.
En el Estado de México, la solución de “punto final” propuesta por el jefe nacional del PAN para resolver la negociación de la coalición con el PRD en el Estado de México ha concitado más rechazos que respaldos. Y es que aceptó que la izquierda tuviera mano en la designación del abanderado aliancista, si y sólo si la nominación recae en Alejandro Encinas.
Anaya Cortés se ha quedado solo en esa empresa. Ni las cabezas de las principales corrientes locales —léase Ulises Ramírez y Enrique Vargas del Villar— ni los grupos identificados con Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala están dispuestos a respaldar al legislador izquierdista, antiguo militante del PC.
“La candidatura común quedó descartada hace mucho”, comenta un integrante de la cúpula perredista, “y si Alejandra Barrales y Ricardo Anaya lograran sacar adelante la coaliciónopositora, enfrentarían una andanada de críticas dentro y fuera de los partidos”. A finales de enero, en cualquier caso, se agota el plazo legal para solicitar el registro del frente opositor al PRI. Y dentro de dos meses ocurriría la nominación.
El PAN mexiquense, a diferencia de lo que ocurre en Coahuila y Nayarit, pasa por una etapa turbulenta. Las añejas rivalidades ahora se ven agravadas por la confrontación protagonizada por los alcaldes de Naucalpan y Huixquilucan.
El resultado de internas en el PAN, del pasado fin de semana, confirma la reconfiguración de un nuevo mapa partidista en el que los calderonistas quedaron relegados, mientras que los cuadros cercanos al jefe nacional, Ricardo Anaya, yal gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, ganaron posiciones. En el Estado de México emerge como grupo hegemónico el encabezado por Edgar Olvera, alcalde de Naucalpan, quien al margen del bloque que conjugó a sus homólogos de Atizapán, Ana Balderas, y de Huixquilucan, Enrique Vargas del Villar, con el diputado tlalnepantlense Ulises Ramírez, ganó 15 de los 21 espacios para consejos nacionales. Las primeras posiciones quedaron Alfredo Oropeza y Liliana Carbajal. Ambos triunfos fueron por más de 200 votos, cifra nunca antes vista en un proceso interno, lo que muestra el descontento con el llamado Grupo Tlalnepantla.
Las bases del blanquiazul no opinan lo mismo que sus dirigentes. Y las puyas de Enrique Vargas del Villar contra Édgar Olvera amenazan con fragmentar al partido.