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De acuerdo con Saracho, siempre hay tres áreas que debemos contemplar en nuestra vida financiera: dónde se gana dinero, dónde se administra y cuándo se invierte. “Si vemos las tres áreas y las cubrimos en nuestros propósitos financieros, vamos a estar más
A los 20: comenzar a invertir y planear el retiro
Para el momento en que un joven egresa de la universidad, el también autor de Reconfiguración Financiera recomendó buscar una o varias fuentes de ingresos, para comenzar a pensar en construir un ahorro encaminado hacia la inversión.
Los 20 son un momento en el que los jóvenes son atraídos por el riesgo, y por lo menos en lo relativo a las inversiones, lo más recomendable es seguir estos instintos ya que disponen de un gran periodo en el que pueden dejar madurar sus inversiones, y por lo frecuente, sin dependientes económicos, por lo que su estrategia puede ser más agresiva.
“En ese momento buscaría cosas de alto rendimiento, asumiendo un poco más de riesgo; trataría de educarme (en inversiones), es importante hacerlo, y sobre todo en esta edad invertir en lo que nadie más hace: el plan de retiro. Comenzarán con montos muy pequeños y al final lograrán vivir con un estilo de vida muy bueno”, explicó Saracho.
A los 30 y 40: comenzar a construir patrimonio
En estas décadas probablemente gane más que en sus 20, así que dispondrá de más dinero para invertir; sin embargo, las necesidades se tornan más complejas, considera The Financial Industry Regulatory Authority.
“Busque una segunda fuente de ingreso, un plan B; esto no necesariamente quiere decir buscar dos trabajos, sino de qué manera se puede iniciar un negocio”.
A la par, agregó Saracho, puede considerar una administración equilibrada, orientada tanto a la protección como a la inversión. También debería empezar a pensar en la universidad de los hijos, con el apoyo de algún seguro educativo, ya que una carrera en las universidades privadas tiene costos de 500,000 a 900,000 pesos. Asimismo, para las personas que no tengan hijos, recomendó que primero hagan un presupuesto de los gastos que comparten, y el resto lo destinen a inversiones más arriesgadas. “Exploraría la Bolsa o invertir en un negocio”.
A los 50: baje el riesgo, maximice sus contribuciones
Una vez llegado el medio siglo, Saracho sugirió que ya debería tomarse muy en serio la planeación de su retiro, porque este es el último jalón que tiene de ahorrar para esta etapa, por lo que se necesita encontrar un esquema de qué hará.
“Generalmente, los esquemas de retiro requieren alrededor de 15 años para que puedan aprovechar el interés compuesto y obtener una buena cantidad porque si no, (esta etapa) es prácticamente impagable”.
Durante esta década, el especialista recomienda prever dónde residirá en el retiro, y optar por algo seguro y tangible si quiere invertir, más orientado a bienes raíces en vez de instrumentos muy volátiles, como la Bolsa.
Asimismo, The Financial Industry Regulatory Authority detalla que lo ideal sería que ya tuviera al menos cinco veces sus ingresos anuales en ahorros para el retiro, deudas que no sobrepasen 10% de su límite de crédito, y una hipoteca saldada a 50 por ciento.
A los 60: seguridad, seguridad, seguridad
Al llegar a ese momento, es necesario buscar seguridad, tanto en sus inversiones como en su bienestar físico, ya que en esta etapa cualquier imprevisto puede ocasionarle un importante desequilibrio financiero.
En cuanto a las inversiones, Saracho recomendó que los activos invertidos se pasaran a instrumentos aún menos volátiles, como los Cetes, y de largo plazo que aseguren el valor de su dinero, como los Udis.
Además, es momento de simplificar gastos. “Tal vez es momento de reducir el nivel de vida, para darse otros gustos pero sin hacerlo de forma excesiva, ya que estas personas deben empezar a pensar en qué manera utilizarán eso que han logrado acumular a lo largo de su vida para el resto de su vida”.
En tanto, The Financial Industry Regulatory Authority recomienda que dependiendo del nivel de riqueza que haya acumulado, bien podría seguir invirtiendo en instrumentos volátiles, sin olvidar la liquidez.