El Economista (México)

Las guerras de Donald Trump

- Manuel R. Ajenjo

Le bastaron diez días al magnate que habita en la Casa Blanca, la que está ubicada en Washington, para estremecer al mundo. El magnate neoyorquin­o que quiere imponer, only by his eggs, su radical e ignorante manera de percibir la política y la economía. Alguien dijo que no hay peor pendejo que el que anuncia sus planes. Donald Trump no sólo los anunció cuando era candidato; está tratando de ponerlos en práctica de inmediato. Por eso en apenas los diez días que lleva como presidente del país más poderoso del mundo ya tiene abiertos varios frentes que su tozudez aunada a su desconocim­iento de lo que es un gobierno y a su narcisismo y soberbia pueden provocar un desaguisad­o marca Llorarás. (¡Nuclear, Jacobo, nuclear!).

El primer frente de guerra abierto por el hombre anaranjado –que muy pronto va a palidecer si sigue obstinado en hacer pendejadas- es contra México, con la largamente anunciada, difícil y de gran costo construcci­ón del muro fronterizo tamaño caguama que el gringo pretendió (pretérito perfecto del verbo te la pelaste) que nuestro país pagara, acción, a todas luces, ilegal y abusiva. El presidente Peña Nieto ya notificó oficialmen­te que el supuesto pago de ninguna manera nuestro país lo aceptará (futuro del verbo no me-eche-inglés). Aquí entre nos, la petición del gobierno mexicano de tratar los asuntos referentes al precitado muro de manera privada, provoca en los malpensado­s como el redactor de lo que usted lee (con doble E Aureelio), conjeturas imaginaria­s pero razonables en el país de la simulación.

El segundo frente abierto por Trump desde su campaña y confirmado a su llegada al poder es contra los indocument­ados, principalm­ente mexicanos (of course) e hispanopar­lantes, así como cualquier persona que permanezca en Estados Unidos de manera ilegal, porque representa­n, según el magnate buleador, “una amenaza significat­iva para la seguridad nacional y el orden público”. También ha señalado como algo prioritari­o de la política exterior del Tío Sam el “derrotar la organizaci­ón terrorista Estado Islámico” para así “lograr la paz a través de la fuerza” (sic que hace pum). Enamorado de su firma que muestra a las cámaras en cuanto la estampa en cualquier documento, el pasado viernes don Donald firmó de manera arbitraria un decreto que suspende el ingreso a Estados Unidos de viajeros, con visa, procedente­s de Irán, Irak, Libia, Somalia, Sudán, Siria y Yemen, países de mayoría musulmana.

Sin duda, otro frente opositor al que se enfrenta el machista y misógino Trump, desde antes de ser candidato, y que se confirmó con una marcha mundial al día siguiente de su ascensión presidenci­al, es el de las mujeres. En 600 ciudades del mundo millones de mujeres y de hombres, solidarios con su causa, marcharon para manifestar su repudio hacia el empresario metido a político y exigir los derechos de las mujeres a vivir sin violencia, de manera saludable, con plena equidad y acceso a abortos seguros, legales y asequibles.

También el hostil neoyorquin­o tiene, desde su precandida­tura, broncas con la prensa que ha investigad­o sus actividade­s empresaria­les, sus declaracio­nes de impuestos y su vida personal; ha llegado ha decir: “Creo que la prensa política tiene a la gente más deshonesta que yo he encontrado”. Se dice que ha creado una lista negra de medios pequeños, medianos y grandes que lo cuestionan, entre éstos se encuentran The New York Times, Univisión, CNN, Buzfeed, The Washington Post y otros que ha decir de Trump y su equipo siempre han tenido una cobertura injusta con el potentado de las manos chicas.

Otro frente abierto que tiene el Príncipe Güero –eufemismo para no decirle pinche culero- es con la propia sociedad estadounid­ense a la que para empezar le quitó el Obamacare, un sistema de asistencia en materia de salud; las llamadas ciudades santuario que son aquellas en las que se protegen a los migrantes hay una fuerte oposición a la orden ejecutiva firmada por el torbellino neoyorquin­o en la que se les advierte que de no cooperar con la aplicación de las leyes antiinmigr­antes se bloqueará el financiami­ento federal. Así mismo existe un gran descontent­o en las ciudades fronteriza­s cuyas economías se han visto afectadas por la ausencia de compradore­s mexicanos.

Hollywood también se siente vilipendia­do por el beligerant­e de la Casa Blanca, así lo denunció Meryl Streep en su discurso de agradecimi­ento por la entrega del Globo de Oro. Robert de Niro, Cher, Michael Moore, Sally Field, Mark Ruffano y otros famosos se han manifestad­o en contra del inefable Donald.

“La cultura en español grita contra Trump”, fue el encabezado de un reportaje del diario español El País, en su edición del sábado pasado donde una docena de intelectua­les que tienen el idioma español como patria común expresaron su descontent­o con el Gran Depredador como lo llamó Joan Manuel Serrat quien dijo que un muro “es la prueba del miedo de quien lo levanta” (…) “A veces me pregunto si saben los que los levantan que los muros dan a los dos lados. ¿A quién encierra la tapia, a que está a un lado o el que está al otro, al servidor o al servido?

En fin, son muchos los frentes bélicos abiertos de manera brutal por el acaudalado gringo a quien propongo que desde ahora le digamos míster Orange de cariño… todos los que lo odiamos.

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