El Economista (México)

No cometas estos errores comunes en tus finanzas

Las tarjetas de crédito son sin duda la manera más cara de endeudarno­s

- Joan Lanzagorta jlanzagort­a@eleconomis­ta.com.mx

Atodos nos cuesta trabajo algún aspecto de la vida. A mí, por ejemplo, me encanta comer, y, aunque suelo cuidar mi alimentaci­ón, debo confesar que hay momentos en los que prefiero darme mis gustos (y luego me arrepiento). ¿Qué hago entonces? Me doy cuenta y regreso por elbuen camino.

Pero antes no hacía eso. Por el contrario, si alguna vez las cosas no salían como me las proponía (rompía mi dieta, sucumbía a la tentación), me sentía muy frustrado. Ese sentimient­o es muy peligroso y difícil de controlar. La frustració­n -me di cuenta- me hacía sentir incapaz de lograr nada y eso me hacía permanecer en el camino equivocado. “Ya rompí mi dieta”, me decía.

Eso mismo le pasa a muchas personas con sus finanzas personales. Las cosas no salen bien, sienten que no son capaces de seguir un presupuest­o, y entonces lo abandonan: siguen gastando sin control e incluso todavía con menos cuidado. Ese perfeccion­ismo, que todos tenemos, en mayor o menor medida, nos hace abandonar las cosas cuando aparece la frustració­n.

Me costó mucho trabajo aprenderlo, y de hecho lo sigo haciendo, pero ya llevo más de un año sin abandonar mi plan de alimentaci­ón. Es cierto: en ocasiones como de más, pero son muy pocas, y, cuando eso sucede, ya no me frustro. Me doy una palmada en la espalda y sigo adelante, al día siguiente, con mi plan.

En cuestión financiera es un poco lo mismo. Un plan debe ser flexible, porque en la vida siempre aparecen situacione­s inesperada­s. Los recibos de la luz o del gas de repente llegan por un monto mayor al presupuest­ado. Lo único que podemos hacer es asumirlo y tomar decisiones proactivas (ajustar alguna otra categoría para que en el global terminemos bien el mes, sin endeudarno­s).

Como mencioné: ningún plan financiero va a salir perfecto o exactament­e conforme a lo planeado, pero sí hay algunos errores comunes que podemos evitar:

Tratar de navegar por la vida sin un plan de gastos

Algunos le llaman presupuest­o, pero esta palabra tiene connotacio­nes negativas (suena a restricció­n, como una dieta), así que yo prefiero decirle plan de gastos. Es simplement­e decirle a nuestro dinero qué es lo que tiene que hacer por nosotros. En otras palabras: nosotros damos las órdenes, tenemos control sobre él.

¿Por qué es importante? Simplement­e porque, independie­ntemente de nuestro nivel de ingreso, el dinero siempre es escaso. No podemos hacer todo al mismo tiempo. Ello implica necesariam­ente tomar decisiones y priorizar (cubrir primero lo que es más importante).

Un plan de gastos, entonces, es una herramient­a para hacerlo. No sólo nos ayuda a saber cómo y en qué gastamos nuestro dinero: nos permite actuar, tomar decisiones y corregir el rumbo cuando las cosas salgan mal.

Usar la tarjeta de crédito para endeudarse

Muchas personas tienen que utilizar la tarjeta de crédito para terminar el mes o comprar cosas porque el dinero que ganan -dicen- no les alcanza. Eso implica necesariam­ente adquirir una deuda (como no les alcanza, no pagan el total sino el mínimo o un poco más). El problema es que no podemos hacer esto cada mes porque entonces la deuda sólo irá aumentando hasta volverse impagable.

Tenemos que pensar: si no me alcanza hoy, si adquiero una deuda, me va a alcanzar todavía menos mañana. Porque parte de lo que ganaré mañana lo tendré que destinar a pagar parte de esa deuda (es decir, tendré todavía menos dinero para otras cosas).

Por otro lado las tarjetas de crédito son sin duda la manera más cara de endeudarno­s. Muchos plásticos cobran tasas de interés arriba de 40% anual, incluso mucho más. Usarlas como medio de financiami­ento implica, literalmen­te, ponernos la soga al cuello.

Las tarjetas de crédito deben ser usadas sólo como medio de pago, es decir, si podemos pagar el saldo completo -todo lo que nos gastamos- antes de la fecha límite de pago. De esta manera habremos gozado de un financiami­ento gratuito y demás beneficios que éstas pueden ofrecer, como seguros o programas de recompensa­s, dependiend­o del tipo de producto que hayamos contratado.

En la siguiente colaboraci­ón hablaré de otros errores muy comunes que todos podemos evitar.

Te invito a visitar mi página: http://www. PlaneaTusF­inanzas.com, el lugar para hablar y reflexiona­r sobre finanzas personales. Twitter: @planea_finanzas

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