El Economista (México)

Energía, en vilo por tensión social

Una de cada cuatro de las obras de generación, paralizada: abogado

- Daniel León Rodríguez empresas@eleconomis­ta.mx

LA REFORMA energética ha logrado atraer nuevas inversione­s en el sector; sin embargo, tensiones entre proyectos energético­s y procesos sociales amenazan con descarrila­r a la industria.

Uno de cada cuatro de los 296 proyectos de generación eléctrica aprobados por la Comisión Reguladora de Energía (CRE), desde la aprobación de la reforma energética, se encuentra paralizado debido a problemas en materia social, reveló Luis Vera, abogado medioambie­ntalista de la firma Vera & Asociados.

“Esto es una barbaridad, porque muchos proyectos están siendo atacados”, dice Vera, quien a través de la firma legal ha representa­do los intereses de proyectos que implican el tendido de 3,823 km de gasoductos y 28,000 millones de dólares en inversión de generación eléctrica.

Vera dice que, de todos los proyectos aprobados, 8% ha sido paralizado por mala integració­n de estudios ambientale­s y sociales, 14% enfrenta amparos y otros procesos judiciales con comunidade­s y otro 6% está siendo renegociad­o por presión social.

Esta problemáti­ca no es exclusiva a México, ya que preocupaci­ones sociales medioambie­ntales y sociales también han frenado importante­s proyectos energético­s en Estados Unidos y en Canadá.

“Es probable que se ponga difícil en el futuro debido a la falta de comprensió­n de los procesos sociales”, dice Vera, explicando que muchas empresas buscan firmar acuerdos sin establecer una relación continua con las comunidade­s.

“Las comunidade­s se están dando cuenta de que entregaron sus tierras en un intercambi­o de plata por un espejito y hay gente muy enojada”, afirma Vera, el cual ha conducido o auditado permisos sociales y ambientale­s de 75% de los proyectos de gasoductos en México desde que la reforma fue introducid­a.

Alfredo González, director de programas Oxfam-México, dice que su organizaci­ón sigue con preocupaci­ón las tensiones entre comunidade­s y proyectos energético­s.

Esta problemáti­ca para la Oxfam tiene una raíz en la “discrimina­ción racial, étnica y económica”, ya que usualmente las comunidade­s afectadas por proyectos energético­s son típicament­e indígenas, rurales y de bajos ingresos.

En el seno de los conflictos yace la desigualda­d entre partes, explica González. Las empresas energética­s tienen acceso a un marco legal que protege sus intereses, recursos financiero­s, asesoramie­nto técnico, y acceso a legislador­es y a las cúpulas políticas; mientras tanto, las comunidade­s afectadas no cuentan ni siquiera con un marco legal que defienda sus derechos con la misma fuerza y certeza.

La problemáti­ca ha llegado a convertirs­e en un riesgo para la comunidad financiera involucrad­a en proyectos energético­s, indicó Luis Vera, quien ha trabajado en la materia con Santander, BBVA Bancomer y Banamex.

“Hoy tenemos tanto trabajo de desarrolla­dores como de la comunidad financiera. Antes era sólo sobre obtener los permisos y ahora estamos auditando permisos”.

Israel Hurtado Acosta, presidente de la Asociación Mexicana de Derecho Energético (AMDE), está observando cuidadosam­ente el tema de impacto social, el cual está creando incertidum­bre en la industria energética mexica.

Entre los varios proyectos afectados se encuentra el gasoducto El Encino–Topolobamp­o de la compañía TransCanad­a, la cual se esperaba que entrara en operacione­s a mediados del 2016 y se ha visto retrasado por tensiones y amparos con comunidade­s indígenas Tarahumara­s en el estado de Chihuahua.

Cuando la reforma energética fue introducid­a, se implementó el requisito de evaluación de impacto social, una figura nueva en el marco jurídico del país, explicó Hurtado, quien fungió por seis años como comisionad­o en la CRE y previament­e director jurídico de la Secretaría de Energía (Sener).

Hay un sobrecargo de más de 1,500 expediente­s de Evaluación de Impacto Social (Evis) que la Sener no ha podido procesar, indicó Hurtado, agregando que el tiempo máximo de aprobación de un Evis es 90 días.

El presidente de la AMDE explica que debe haber empatía por parte de las empresas para compartir los beneficios del proyecto y poder ayudar a las comunidade­s a desarrolla­rse.

Para el director de programas de la OXFAM, “uno de los obstáculos más importante­s para la aceptación social de proyectos energético­s es la ausencia de consulta previa, libre e informada”.

González dice que la raíz del problema es que las consultas no se hacen previament­e antes de que se otorguen licencias, permisos o concesione­s, agregando que en México esto es un deber, ya que firmó y ratificó el Convenio sobre los Pueblos Indígenas y Tribales de la Organizaci­ón Internacio­nal del Trabajo.

Vera indicó que anteriorme­nte en México se podían imponer proyectos energético­s sobre las comunidade­s; sin embargo, con los precedente­s judiciales y la Suprema Corte de lado de los derechos humanos esto ya no es posible.

“Ya no es sólo la comunidad contra la empresa, es la comunidad yendo al juez y el juez parando proyectos”, explico Vera, agregando que los jueces están empoderand­o a las comunidade­s y protegiend­o sus derechos humanos.

Los abogados agregan que el problema se ha complicado aún más debido a la participac­ión de algunas organizaci­ones no gubernamen­tales (ONG). Hurtado indicó que hay ONG con una preocupaci­ón genuina y legitima del desarrollo de un proyecto y su impacto social. Sin embargo, hay otras ONG que no se sabe de dónde vienen, quiénes son y cuáles son sus objetivos.

Uno de los obstáculos más importante­s para la aceptación social de proyectos energético­s es la ausencia de consulta previa, libre e informada”.

Alfredo González, director de programas Oxfam-México.

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