¡No es diplomacia! Es Steve Bannon
RELEVO DIPLOMÁTICO El presidente Peña Nieto no ha logrado asimilar que Trump confía en su asesor antes que en Tillerson
Donald Trump está convencido de que México es el laboratorio con el cual está demostrando a los 62 millones que votaron por él, que su ataque en contra de la globalización va en serio. A Trump le saldrá barata su apuesta siempre y cuando México se lo permita.
Para evaluar la visita de Rex Tillerson y John Kelly (cabezas del Exterior y Seguridad Interna de EU) a México, conviene sincronizar los tres discursos que se dieron casi de manera simultánea: Los Pinos, la Casa Blanca y Steve Bannon.
Los Pinos: existe “voluntad de ambos gobiernos de transitar por esta ruta”, la del “diálogo”.
Casa Blanca: “Con México tendremos una buena relación, y si no, no”.
Steve Bannon: “Estamos deconstruyendo la administración del Estado, apostamos por el nacionalismo económico y la soberanía nacional”.
¿Por qué comparar a Bannon, cerebro de Breitbar News, con la Casa Blanca y Los Pinos? Muy simple. Bannon es la ideología de la nueva administración. Su poder ya inquieta a varios miembros del gabinete de Trump. Uno de ellos, Rex Tillerson.
La diplomacia de Trump es inexistente. Si partimos de la diplomacia políticamente siempre correcta de México, encontraremos frustración y desánimo entre sus funcionarios. El mismo sentimiento que tiene el mismísimo Rex Tillerson.
Ayer, The Washington Post, Politico.com y National Public Radio lanzaron sus dardos críticos en contra de Tillerson. “Ha sido marginado”, escribieron Carol Morello y Anne Gearan en el Washington Post, “del primer círculo presidencial”. Un funcionario de la secretaria de Estado revela a Nahal Toosi de Politico.com que Tillerson está preocupado por las percepciones que su figura genera entre los estadounidenses. Es nula.
Si Tillerson permanece marginado, se confirma la hipótesis de que, por primera ocasión, el presidente de Estados Unidos se ha levantado del sillón privilegiado de liderazgo global de la política. Tillerson fue suplantado por Tom Shannon en encuentros importantes con Justin Trudeau y Shinzo Abe (primer ministro canadiense y presidente japonés, respectivamente).
El republicano Larry Rubin, quien apuesta por sustituir a Roberta Jacobson en la embajada estadounidense, sostuvo un encuentro con Tillerson el miércoles. Me comentó que el secretario de Estado “es una persona muy humana, con un gran carisma y conexión con la gente”. El problema de Tillerson es la dificultad que tiene para asentarse en la función diplomática. Trump lo eligió por su perfil de director de empresa petrolera, pero los conflictos de los refugiados sirios o del narcotráfico mexicano son temas anómalos para Tillerson. Su curva de aprendizaje corre por un carrillento en un país que maneja asuntos diplomáticos de alta velocidad.
El brazo aterciopelado de José Antonio Meade regresó al piso 22 de la cancillería mexicana. Lo invitó Videgaray para que le ayudara a deconstruir el muro diplomático de Trump. Dífícil. Muy difícil la tarea cuando el presidente de Estados Unidos le ha declarado una guerra persuasiva a México. El enemigo de Trump puede ser el mejor aliado de México, el mundo multilateral.