Encierro malogra tarde en La México
LOS SEIS TOROS DE LA GANADERÍA DE LA ESTANCIA RESULTARON SOSOS Y DESLUCIDOS
temporada grande
Carlos Eduardo Arévalo LA TARDE del cierre de la Temporada Grande 2016-2017 no pudo tener peor suerte.
Los toros de La Estancia, titular en el festejo y propiedad de Alejandro Martínez Vértiz, salieron descastados, aplomados y deslucidos a tal grado que la enjundia, valor y deseos de triunfar de parte de los alternantes no fue suficiente.
Así inició la tarde, cuando abrió plaza Ignacio Garibay, quien enfrentó un toro difícil, soso y que regateaba las embestidas al que sólo a base de porfiar logró hilvanar hasta cuatro tandas por el lado derecho; sin embargo, mató de estocada tendida y un golpe de descabello para escuchar palmas a su labor. Con el cuarto del festejo, un toro aplomado y sin fuerza lució a la verónica, llevó ante el caballo a su enemigo y realizó un quite muy ceñido por saltilleras que le jalearon; inició su faena con el péndulo, cambiado por la espalda y una tanda por el lado derecho como deteniendo el tiempo en cada pase, templada, mandona y que coronó con un cambiado de mano que fue digno de una pintura.
Tristemente, dejó un pinchazo hondo al quinto intento, terminó al segundo golpe de descabello y lo sacaron a saludar en el tercio luego de escuchar un aviso.
Por su parte, Arturo Macías, enfrentó un astado soso y peligroso al que lanceó con variedad, porfió para que siguiera el engaño por su lado derecho y se entregó en la suerte suprema hasta ser prendido por su enemigo que le pegó una voltereta sin consecuencias que lamentar y le aplaudieron.
En el quinto de la tarde, débil
Hoy anuncian la Feria de Pascua, un serial de oportunidad para toreros mexicanos.
y sin trasmisión, no escatimó esfuerzos y le aplaudieron tras dos avisos producto de su tardanza para matar.
En cuanto a Fermín Rivera, dejó constancia de su clase, elegancia y calidad al torear a un primer burel descastado y peligroso al que pasaportó de entera y cinco golpes de descabello para escuchar un bocinazo del palco de la autoridad; y con el cierraplaza, un ejemplar que acusó su poca casta y lucimiento, abrevió para oír las palmas del respetable.
Tras el paseíllo, se rindió un homenaje al subalterno en retiro, Alberto Preciado Meléndez, por su trayectoria, y a media corrida un minuto de aplausos a la memoria del aficionado José Marcos Velázquez, quien acudía desde hace 40 años a la Plaza México y falleció en el transcurso de la semana.