El Economista (México)

La genial y disruptiva idea de cobrar el Impuesto Predial

Existe un error estructura­l en las discusione­s públicas del sistema fiscal

- Enrique Campos ecampos@eleconomis­ta.com.mx

Imagine el escenario tan convenient­e de los mandatario­s municipale­s y estatales que no se desgastan cobrando impuestos, estiran la mano a la federación y exigen a través de sus partidos políticos que las participac­iones sean cada vez mayores.

Esos mismos gobernante­s locales viven en la opacidad de gastar sin control, en la impunidad donde son cientos los casos de señalamien­tos de corrupción, pero muy pocos los casos que se castigan de manera ejemplar.

Son estos gobernante­s los más interesado­s en que no se pueda concretar un auténtico sistema anticorrup­ción en el país y ahora, segurament­e, se habrán de organizar para bloquear cualquier intento de hacer del Impuesto Predial uno de los prepondera­ntes en este país.

Existe un error estructura­l en las discusione­s públicas del sistema fiscal. Durante años, el centro del debate ha sido si se cobra o no el Impuesto al Valor Agregado a una larga lista de productos exentos y con tasa cero.

La siguiente discusión es si el Impuesto Sobre la Renta es alto y si sus deducibles son bajos. Y de ahí brincamos a los impuestos especiales, entre ellos el favorito de estos días, que es aquel que se cobra a las gasolinas.

No hay en el ánimo colectivo, ni de los ciudadanos de a pie, ni de los expertos y académicos, una visión de ausencia de un cambio fiscal local… hasta ahora.

Lo primero que podemos ver en las declaracio­nes del secretario de Hacienda, José Antonio Meade, es una preocupaci­ón más por los temas de su cartera que por algún plan político personal.

No imagino a nadie que le dé prioridad a sus planes electorale­s personales, poniendo semejante cascabel al gato.

Lo primero que tiene que hacer la autoridad fiscal es explicar muy bien el tema de la importanci­a del Impuesto Predial si no quiere que le suceda lo mismo que pasó con los precios de las gasolinas.

Cuando se disparó el precio de los combustibl­es, fueron los que tienen auto y acceso a medios y redes sociales los que armaron la rebelión. El grueso de la población fue simplement­e contagiada con esa visión de las clases con más recursos.

Con el Predial, los que tendrán voz opositora son, además de los gobernante­s locales que se verían obligados a cumplir con sus obligacion­es fiscales, los ciudadanos que hoy de hecho ya pagan ese impuesto.

Por ejemplo, en la Ciudad de México el avance del cobro de este impuesto es alto. En enero pasado, el gobierno de la capital recetó un predialazo a 10% de las propiedade­s con aumentos muy superiores a la inflación. Lo escondiero­n y azuzaron a la gente con el gasolinazo.

Empezar a cobrar el Predial en México de manera extendida parece cuesta arriba, por esa mala costumbre comodina de los gobernante­s pero también porque implica la elaboració­n de un registro catastral, digitaliza­do, que simplement­e no existe.

Además, la oposición de todos los partidos políticos, empezando por el partido en el poder, implicaría un paso muy complejo por el Congreso.

Pero el diagnóstic­o es certero, ante los retos de finanzas públicas y de políticas estadounid­enses proteccion­istas, es el Impuesto Predial una muy convenient­e fuente de recursos para el gasto estrictame­nte local de las comunidade­s.

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