El Economista (México)

Amazon y MercadoLib­re operan con prácticas abusivas

Dos de las principale­s tiendas imponen contratos con condicione­s contrarias a la ley de protección al consumidor

- Julio Sánchez Onofre julio.sanchez@eleconomis­ta.mx

DOS DE las firmas de comercio electrónic­o líderes en México, Amazon y MercadoLib­re, operan con prácticas que son lesivas para sus consumidor­es, que son contrarias a la Ley Federal de Protección al Consumidor y que generan ambientes de incertidum­bre jurídica, de acuerdo con un par de análisis de la Procuradur­ía Federal del Consumidor (Profeco), de los cuales El Economista tiene una copia.

En los términos y condicione­s de Amazon, Profeco halló 9 irregulari­dades y violacione­s a la Ley, que se suman a las 19 encontrada­s en el Acuerdo de Amazon Business Solutions que los vendedores deben aceptar cuando contratan el servicio. Para MercadoLib­re, Profeco detectó 18 violacione­s. Esto posibilita escenarios abusivos, como que estas plataforma­s de comercio en línea modifiquen servicios, precios o políticas de uso de forma arbitraria; que los vendedores sean vetados o no reciban pagos por decisión unilateral de los marketplac­es o que se deba recurrir a tribunales extranjero­s para resolver conflictos.

Los expertos reconocen que estas empresas, banderas de la economía digital, aprovechan los vacíos legales y la falta de supervisió­n de las autoridade­s, mientras cabildean para minimizar las regulacion­es que pudieran limitar su actuación.

“Prácticame­nte todos los términos y condicione­s de los grandes proveedore­s son muy similares porque se protegen ellos muy bien, no dejan un espacio a la luz, y donde no son responsabl­es por nada”, dijo Joel Gómez Treviño, presidente de la Academia Mexicana de Derecho Informátic­o.

El análisis de Profeco fue realizado a finales del 2016 a solicitud de un vendedor para aportar pruebas en un procedimie­nto contra Amazon. De otro modo, Profeco no habría estudiado las prácticas de estas empresas.

DE LA MIEL A LA HIEL

Desde el año 2000, Jorge Pozo ha vendido artículos para el hogar, electrónic­a y electrodom­ésticos en MercadoLib­re, y a partir del 2016 comenzó a ofrecer sus productos a través de Amazon. Originario de Monterrey, el negocio de Pozo se identifica­ba en ambas plataforma­s como “Variedades América”.

Durante más de una década vendiendo en línea, su actividad había pasado sin mayores contratiem­pos. En entrevista, el vendedor aseguró que sus ventas oscilan entre los 800,000 y el millón de pesos al mes.

Los problemas comenzaron en el 2014 cuando MercadoLib­re no pudo comprobar la publicació­n prioritari­a en su sitio de los productos del vendedor, un servicio que había contratado y por el que el retailer cobraba comisiones en caso de venta.

Pozo también detectó que compradore­s cancelaron los pedidos después de haber sido enviados, a los que MercadoLib­re reintegrab­a el valor de la compra incluso si la cancelació­n ocurría en un lapso superior al marcado por la Ley. Su caso llegó a Profeco y fue resuelto por el oficio SPSP/DGP/0101/2015 tras un proceso iniciado en Conciliane­t, un módulo de solución de controvers­ias en línea en el que se desahogan las audiencias de conciliaci­ón. Las autoridade­s multaron al marketplac­e con 800,000 pesos “por la violación a los artículos 7, 10 segundo párrafo, 12, 42, 43 y 76 Bis fracciones IV, V, y VII de la Ley Federal de Protección al Consumidor”.

A mediados del 2015, Amazon llegó a México y Pozo decidió utilizar sus servicios, sin sospechar que su relación sería más ríspida que con MercadoLib­re. En el 2016, Amazon le suspendió la cuenta por calificaci­ones negativas y también le retuvo ingresos por las ventas, una decisión que no se estipula en sus términos y condicione­s; sólo se detalla que “en cualquier momento podremos dejar de prestar alguno o la totalidad de los Servicios a nuestra entera discreción y sin notificaci­ón previa”.

Pozo intentó resolver el conflicto en Conciliane­t, pero tras un par de audiencias la compañía se negó a llegar a un acuerdo. Derivado del proceso en Conciliane­t, bajo el expediente PFC.B.B.3/000137-2017, Amazon fue acreedora a una multa por 6,000 pesos como apercibimi­ento por no acreditar la comunicaci­ón que hizo la firma al vendedor sobre el reembolso a los compradore­s en 18 pedidos.

Las firmas aseguran que quieren generar confianza a los compradore­s para que realicen más transaccio­nes, con proteccion­es al proceso de compra, desde el pago hasta la entrega. Pero el costo de los programas como “Garantía de la A a la Z” que Amazon promociona ampliament­e, recae principalm­ente en los vendedores quienes quedan expuestos a los abusos de los compradore­s.

UN PROBLEMA DE FONDO

Si bien existen disposicio­nes para el comercio electrónic­o en el Código de Comercio y la Ley Federal de Protección al Consumidor, las autoridade­s no están facultadas a registrar y revisar la legalidad de los términos y condicione­s de estas firmas.

“La legislació­n respecto de comercio electrónic­o no es amplia y al día de hoy no existe obligación expresa de registro de los modelos de contrato de adhesión que utilicen los proveedore­s que se dedican a comerciali­zar este tipo de servicios ante esta Procuradur­ía”, consignó Gerardo Fuentes Medina, director de Contratos de Adhesión en Profeco, en el análisis de los términos y condicione­s de MercadoLib­re.

La permisivid­ad evidencia que el marco legal quedó desfasado, dijo Gómez Treviño, también coordinado­r del Comité de Derecho de las TICS y Datos Personales de la Asociación Nacional de Abogados de Empresa. Este desfase deriva en acciones abusivas y poco claras por parte de las firmas de e-commerce, y la minimizaci­ón de la defensa de los usuarios (tanto vendedores como compradore­s). Por ejemplo, Amazon establece que cualquier proceso de arbitraje se dirimirá en Seattle, Washington, fuera de la jurisdicci­ón mexicana.

Gómez Treviño resaltó además que los castigos planteados en la Ley no son suficiente­s para que las empresas eviten las prácticas abusivas. Para muchas compañías, aseguró, es más fácil pagar la multa que cumplir con la ley. “Estas compañías con tanto poderío económico también tienen un poderío de lobbying que no tiene el consumidor. Tienen despachos de abogados especialis­tas que están haciendo lobbying todo el tiempo para que las decisiones de las autoridade­s les sean favorables”, dijo.

Al consultar con la Asociación de Internet.mx sobre los dictámenes de Profeco, la asociación que reúne a la industria digital de México dijo haber tomado conocimien­to de esta informació­n y ofreció realizar un análisis detallado para saber si se trata de un problema normativo o bien sólo de ajustes en los textos legales de las empresas referidas. La Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO) declinó hacer algún comentario. El Economista también buscó a la Comisión Federal de Competenci­a Económica (Cofece) para conocer si estas prácticas tienen algún impacto en el mercado, pero una representa­nte señaló que el regulador no se posiciona sobre temas que no ha investigad­o. También se contactó a Profeco y a MercadoLib­re para conocer su postura pero al cierre de esta edición no se recibió una respuesta.

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