Dudas y redefiniciones comerciales
Parecería que Trump ha diferido temporalmente su posición proteccionista contra México, en gran parte porque su prioridad ahora es enfrentarse a las amenazas belicistas de Corea del Norte. Pero ello no debe significar cantar victoria dada la imprevisibilidad y caos del egomaniático personaje.
Trump realizó el desplante militar en Siria y en Afganistán para legitimarse debido a que dentro del país nada le sale bien, además de que el FBI le pisa los talones al juntar elementos para juzgar el involucramiento de su grupo de campaña con los rusos.
Asociado a los operativos militares, Trump hace negocios conellos. Tiene inversiones en acciones en Raytheon, la empresa que surtió los misiles utilizados en Siria.
Comercialmente el gobierno de Trump no ha resuelto nada, seguramente porque ya se dio cuenta de que significan problemas internos e internacionales.
La cuestión más importante es que ahora las relaciones comerciales son más complejas que las del pasado. Están marcadas por la interdependencia y se asocian a procesos industriales y tecnológicos. No es sólo vender y comprar. También es producir de manera compartida. Los productos que se exportan tienen muchos componentes importados.
Cuando en Estados Unidos se compra un auto a México, en realidad sólo la mitad de su valor es mexicano, el resto es de EU. Si se restringen las importaciones de México muchos trabajadores de EU se verán afectados. Éste es un ejemplo de la interdependencia. Una política proteccionista produciría muchos perdedores.
Por ello el proteccionismo tiene muchos opositores. Ya existe un fuerte cabildeo en EU de exportadores e importadores que han presentado sus definiciones corporativas.
BÚSQUEDA. No se habla mucho del tema Odebrecht en República Dominicana, pero no hay que perderlo de vista. Allí, la constructora alcanzó un acuerdo para retribuir 184 millones de dólares al gobierno como penalidad por sobornos realizados, y se suma a otros países con los que ha negociado pagos, como EU, Suiza y Brasil, donde la sanción se le redujo a 2,600 millones de dólares. En este contexto, se espera que en México la PGR avance en las investigaciones y que más pronto que tarde haya noticias. Dijo a Forbes Linda Dempsey, vicepresidenta de la Asociación Nacional de la Industria Manufacturera: “En la renegociación del TLCAN los grupos manufactureros tienen un mensaje a Trump: no dañen las exportaciones estadounidenses. Hay 2 millones de trabajos que dependen de nuestra relación con Canadá y México... No los queremos poner en riesgo”.
Independientemente de lo que pase, México debe avanzar hacia una perspectiva más ambiciosa. Francisco Suárez Dávila, destacado economista y administrador público, señala lo siguiente: “La política industrial, la comercial y la regional deben ser un triángulo armónico. Un proceso de apertura comercial, para ser eficaz, requiere de políticas compensatorias hacia los perdedores. No se hicieron en México en 1994; en Inglaterra frente al Brexit y en Estados Unidos en los estados del norte del medio oeste. Nuestro TLCAN simplemente quedó cojo. En cambio, estas políticas se aplicaron exitosamente en la Unión Europea para reducir brechas y rezagos de ingreso, particularmente en Irlanda, Portugal y España”.
La renegociación del TLCAN será un proceso difícil y estarán en zona crítica los avances comerciales y tendrá que actualizarse con acuerdos complementarios.
También puede darse el caso de que se cancele, lo que significará para México definir una nueva estrategia de política comercial, asociada a la política industrial que promueva cadenas productivas no sólo hacia fuera sino hacia dentro del país, para generar mayor contenido local, más valor agregado, más innovaciones.
Asimismo la necesidad de realizar una mayor diversificación de las relaciones económicas para desligarnos de nuestra dependencia de Estados Unidos. Esto si bien es importante no se logra de un día a otro, pero hay que comenzar.