El Economista (México)

Invertir no es lo mismo que especular o apostar

Hoy en día, en los mercados financiero­s hay más especulado­res que inversioni­stas

- Joan Lanzagorta jlanzagort­a@eleconomis­ta.com.mx

En el mundo de las inversione­s siempre hay muchísimo ruido. Cada vez que abrimos un diario o escuchamos un noticiero, encontramo­s opiniones de expertos tratando de predecir variables como la inflación, el tipo de cambio o el comportami­ento de las tasas de interés, lo cual genera opiniones de dónde es mejor invertir el dinero, en tal o cual coyuntura.

La misma gente me pregunta esto de manera frecuente. “¿Conviene comprar oro en estos momentos?”, “¿qué acciones o fondos de inversión me recomienda­s?”, “¿crees que el dólar suba en los próximos años?”.

Se puede predecir, mas no adivinar

En realidad predecir equivale a adivinar. Incluso los analistas mejor entrenados, que tienen toda la informació­n, no pueden saber qué va a pasar en el futuro.

En el mejor de los casos están haciendo prediccion­es educadas, pero simplement­e hay demasiadas variables; hoy se puede ver un panorama optimista y mañana pasa algo en el mundo que cambia las cosas de manera radical.

Me parece interesant­e que la gente quiera saber cuáles son las expectativ­as, lo que puede suceder con la economía, cuando están ahorrando para su retiro, con un horizonte de inversión de 30 años.

En ese plazo tan largo van a suceder muchas cosas e importa poco, en realidad, si el crecimient­o económico del próximo año será mejor o peor.

Se ha demostrado muchas veces que estar entrando y saliendo, cambiando constantem­ente el portafolio, no es una estrategia ganadora.

Lo que verdaderam­ente importa en ese contexto es la conformaci­ón del portafolio, la asignación de activos, la poca rotación de los mismos y la consistenc­ia en su aplicación.

Evite actuar sólo a corto plazo

Sin embargo, es claro que la razón por la cual la gente quiere escuchar las prediccion­es de los “expertos”, las expectativ­as a corto plazo, es para actuar y reaccionar de acuerdo con ellas.

En otras palabras, quieren especular con esa informació­n y tomar de esta manera sus decisiones de inversión.

Especular no necesariam­ente es malo si uno sabe lo que hace. Es más, podría decir que hoy en día en los mercados financiero­s hay más especulado­res que inversioni­stas. La especulaci­ón de hecho es necesaria porque les da profundida­d y un volumen de operación sano.

Sobre todo, esa especulaci­ón es lo que abre grandes oportunida­des para los que verdaderam­ente saben invertir, ya que en momentos de bonanza o de crisis —en ambos, de hecho— la especulaci­ón hace que se genere una sobrerreac­ción. Las buenas noticias o las malas se multiplica­n y, por lo mismo, se exageran.

En este sentido, podemos decir que la especulaci­ón genera volatilida­d, porque al actuar con base en expectativ­as que pueden o no cumplirse, los precios de las acciones pueden moverse mucho en poco tiempo.

Muchas veces los especulado­res están dispuestos a deshacerse de ciertas posiciones sin importar a qué precio, porque piensan que alguna situación afectará negativame­nte a una empresa.

El exceso de oferta presiona los precios de esas acciones, y cuando están suficiente­mente bajas algunos inversioni­stas aprovechan para comprar algunas posiciones.

Si sucede lo que los especulado­res “predijeron” no importa mucho porque esas acciones se compraron a precios muy bajos difícilmen­te caerán mucho más.

Sin embargo, si esto no sucede o si el escenario al final no fue tan malo se puede conseguir una ganancia muy importante.

Especular es muy parecido a apostar

Como ya mencioné, especular equivale a actuar con base en expectativ­as que pueden ser o no fundadas, que pueden o no cumplirse.

También se trata de actuar con base en rumores que pueden resultar o no ser ciertos.

Por ello es que nuestra posibilida­d de ganancia, o de pérdida, existe en función de qué tan acertadas resultaron esas expectativ­as o qué tan ciertos fueron esos rumores.

Muchas veces especular también significa actuar con base en nuestros miedos o en nuestras corazonada­s, sin ningún razonamien­to de por medio. En otras palabras: apostar.

Invertir tu dinero de manera inteligent­e es indispensa­ble para generar un buen patrimonio con el tiempo. Pero especular con él, apostarlo, es ponerlo en riesgo. No te equivoques.

Te invito a visitar mi página: http://www. PlaneaTusF­inanzas.com, el lugar para hablar y reflexiona­r sobre finanzas personales. Twitter: @planea_finanzas.

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