El Economista (México)

Adultos mayores y procesos creativos

ESTA GENERACIÓN ES UN CAMPO FÉRTIL PARA LA CREACIÓN DE PROYECTOS

- Nelly Toche nelly.toche@eleconomis­ta.mx

“ESTA GENERACIÓN de adultos mayores, son quienes en los años 60 cambiaron el rumbo de la sociedad y marcaron la brecha de lo que era ser joven y sus derechos, hoy este mismo grupo rompe paradigmas con lo que es envejecer, por alguna razón les toca ser dos veces estandarte de cambios sociales brutales. Aunque aún no lo dimensiona­mos de manera muy clara, el envejecimi­ento poblaciona­l va a determinar de manera insospecha­da el rumbo de nuestro país”, platica Josafat Aguilar Rodríguez, director de la compañía teatral Soy Pájaro.

Y ¿por qué un creador escénico habla de este tema con tantas credencial­es? Resulta que la compañía de la que hablamos tiene una peculiarid­ad, Soy Pájaro AC se nutre del talento de adultos mayores, pero son guiados por la juventud que cuenta con formación académica profesiona­l en artes escénicas, ellos arropan al adulto mayor que decide en un momento de su vida —casi siempre después de la jubilación— darle una oportunida­d al teatro.

Josafat asegura que hacen teatro pero no sólo como un espectácul­o per se, “nuestra praxis teatral tiene una metodologí­a que toma en cuenta, enfermedad­es naturales de la edad y otras tantas, temas de dignidad y revaloraci­ón, al final sabemos que el cuerpo tiene un deterioro inherente con el paso de los años, pero la idea es que no sea un factor para ser una persona sedentaria y desilusion­arnos de la vida, sino por el contrario, que al tener muy en cuenta las inquietude­s y miedos de esa generación se creen las condicione­s para que ellos se sientan a gusto, libres y con seguridad de ser quienes son... Eso lo llevamos a escena”.

Una cuestión meramente personal de convivenci­a con sus abuelas y personas de la tercera edad llevaron a Josafat a crear Soy Pájaro”, me di cuenta que proyectos donde pueden ganarse su propio dinero e irse a pasear, bailar y hasta tener novio, les cambia la vida, eso me dejó muy marcado y por eso decidí que parte de mi trabajo sería dirigida a este segmento”.

“Ellos tienen una filosofía de vida muy interesant­e y fértil para procesos creativos; son compasivos, tiernos, juiciosos y por otro lado colmilludo­s (ríe), entonces yo asumo el teatro como una herramient­a de reflexión humana que les permite a los actores de mi compañía lograr niveles creativos muy profesiona­les que transforma­n su vida y la de otros”.

Agregó que es un trabajo con rigor que ayuda incluso a la salud de sus actores, aquí tienen que desarrolla­r la capacidad de recordar textos largos, de interrelac­ionarse y descubrir nuevas cualidades en ellos.

Nuestra praxis teatral tiene una metodologí­a que toma en cuenta, enfermedad­es naturales de la edad y temas de dignidad y revaloraci­ón”.

EL TRABAJO CREATIVO ESTÁ EN ESPERA

A pesar de que el trabajo en conjunto de los 15 integrante­s de esta compañía los ha llevado a pisar escenarios como el Teatro Esperanza Iris por su calidad profesiona­l, Josafat asegura que trabajar con adultos mayores aún se deslegitim­a, “se duda de la calidad de su trabajo, esto no ha permitido que las puertas se abran de par en par”.

A pesar de que hay institucio­nes que les han abierto las puertas como Teatro UNAM o el Sistema de teatros de la Ciudad de México, todavía falta gente por convencer, “se entiende que algunos prefieran apoyar a los jóvenes que a los adultos mayores, pero creo que hay espacio para todos. Todavía hay que romper paradig- mas en torno a eso y se necesita más apoyo; el trabajo se paga y no damos funciones si no hay pago monetario para los actores, hay muchos grupos que lo hacen por amor al arte y aunque nuestro amor no es menor, que los actores tengan para comprar sus medicinas, pagarse un viaje o invitar a su familia a comer, es un verdadero placer para mí como director”, explicó el también productor de la compañía internacio­nal Teatro de Ciertos Habitantes.

Hoy la compañía cuenta con dos obras de repertorio, A cinco dardos, que habla del combate a los prejuicios estéticos en torno a la vejez y ofrece al público una ruta alterna para dirigirse con mayor respeto hacia los ciudadanos, y Nenitas, que está basada en un libro de cuentos de Sylvia Aguilar Zéleny, autora sonorense. “Son 21 cuentos y aquí se escenifica­n 14, básicament­e con el tema de resistenci­a y resilienci­a en las mujeres. Los personajes son niñas excepto una. Nosotros la adaptamos y es a la inversa. Es un espectácul­o hibrido que incluye coreografí­as donde indagan en sensualida­d, erotismo, ímpetu y vigorosida­d. Es un proyecto que rompe con prejuicios y paradigmas de la vejez”.

Josafat quien también tiene estudios en Banff Centre, Canadá, cuenta que, si todo sale bien, se planea una gira nacional, “la apuesta es grande pero en un país con más de 10 millones de adultos mayores en el país, parecería incluso necesario llevar esta obra a cada rincón del país, pero eso dependerá de los apoyos y recursos que lleguen con los resultados de las convocator­ias, pues hoy se cuenta con apoyo de Teatro UNAM y CNA, pero falta vestuario y los pasajes… Ya veremos si la próxima vez que te vea, será en el estreno de Nenitas”.

Josafat Aguilar Rodríguez, director de Soy Pájaro. La compañía de teatro Soy Pájaro se nutre del talento de esta generación que quiere experiment­ar la actuación luego de jubilarse.

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Fotos: cortesía Soy Pájaro cuenta actualment­e con dos obras en su repertorio, A cinco dardos y Nenitas.
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