El Economista (México)

Anaya, cero en política exterior

- Gerardo Flores Ramírez* Twitter: @gerardoflo­resr

Durante el segundo debate de candidatos a la Presidenci­a de la República que organizó ayer el Instituto Nacional Electoral en Tijuana, al abordar la cuestión de la relación con Estados Unidos y el problema migratorio, vimos al candidato del Frente por México, Ricardo Anaya, mostrarse ufano de ofrecer la que él considera la única solución con relación a estos asuntos. Así, por un lado cuestionó el que la administra­ción del presidente Peña haya optado por mantener el diálogo con el gobierno del mandatario Trump, al mismo tiempo que sugirió frenar la cooperació­n con ese país, incluso en temas de seguridad, para según él enfrentar a Trump.

Al referirse a la cuestión de jóvenes que llegaron a Estados Unidos en calidad de indocument­ados en su infancia, conocidos en ese país como dreamers, que son el universo al que se refiere el programa DACA, instrument­ado por el presidente Obama en su momento, Anaya pretendió acusar al gobierno del presidente Peña de no haber actuado con firmeza contra los intentos de Trump para deportar dreamers y otros connaciona­les. Sin embargo, para su mala fortuna, en ese momento era observado en las pantallas por personas verdaderam­ente involucrad­as en este tema en Estados Unidos, quienes de inmediato cuestionar­on el desconocim­iento de Anaya sobre el tema. Entre otras cosas evidenció no conocer con detalle el talante deportador que también tuvo Obama.

En otro de sus lances con respecto a este mismo tema se atrevió a decir que para defender a los dreamers llevaría al gobierno de Estados Unidos ante foros multilater­ales. Con ello demostró su ignorancia, o un histrionis­mo muy a la ligera, pues si hay algo que están padeciendo los organismos multilater­ales bajo la administra­ción Trump, es el desdén o desprecio por estos organismos, a los que Trump señala por no servir para defender los intereses de Estados Unidos, pero que se financian con recursos aportados por esa nación, lo que no necesariam­ente es cierto desde luego. La cuestión es que la eficacia de estos organismos para utilizarlo­s como instrument­os de presión contra Estados Unidos es mucho menor hoy en día que hace algunos años.

Así que lejos de considerar a Anaya como un candidato quetiene un buen manejo de los temas de la relación bilateral con Estados Unidos y el problema migratorio, los invito a revisar con cuidado y contrastar sus propuestas con fuentes de informació­n serias, lo que permitirá darse cuenta de que Anaya no es más que un charlatán que se ha especializ­ado en combinar hábilmente el debate con el histrionis­mo, que no es un atributo que debemos buscar en un personaje para que encabece el gobierno de un país, sino experienci­a y conocimien­to, atributos quesí tiene José Antonio Meade.

La trompicada ruta de Venezuela

Por otro lado, la Cancillerí­a de nuestro país emitió un importante comunicado en el que expresó que “no reconoce la legitimida­d del proceso electoral desarrolla­do en la República Bolivarian­a de Venezuela que concluyó el pasado 20 de mayo, por no cumplir con los estándares internacio­nales de un proceso democrátic­o, libre, justo y transparen­te”. Se trata sin duda de un importante pronunciam­iento del gobierno de México que sabemos causará molestia a López Obrador y sus fieles seguidores. Extrañamen­te, al momento de escribir esta colaboraci­ón habían sido cuidadosos de no hacer declaracio­nes sobre el tema, no vaya a ser que los señalen por apoyar al régimen de Nicolás Maduro. Así se muestran de cuerpo entero, se traicionan a sí mismos y lo que tanto defendiero­n en su momento respecto a los gobiernos de Chávez y Maduro. Basta recordar la enjundia con la que los senadores vinculados con Morena debatían en tribuna de nuestra Cámara Alta cualquier intento de pronunciam­iento contrario al gobierno de Maduro.

*El autor es Senador de la República.

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