El Economista (México)

Emprender no es sólo un negocio, sino un estilo de vida

Quienes saben lidiar con las problemáti­cas y cambios son innovadore­s; además, no buscan sólo dinero, son todo terreno

- Elizabeth López Argueta elizabeth.lopez@eleconomis­ta.mx

STEVE JOBS, Mark Zuckerberg, Bill Gates y Larry Page junto con Sergey Brin son emprendedo­res destacados con empresas líderes en el mundo, pero ¿cómo lograron tanto teniendo pocos recursos?

Ellos no comenzaron su proyecto por dinero o pensando en la fama, sino por pasión de aportar algo de valor y resolver problemáti­cas, lo que los llevó a convertir el emprendimi­ento en un estilo de vida, algo en su ADN, que perdurará siempre y que difícilmen­te dejarán de amar.

Estos hombres son capaces de sembrar semillas y obtener grandes frutos, lidiar con las problemáti­cas, cambios y siempre ser innovadore­s, cualidades que Samuel González Guzmán, presidente ejecutivo de la Fundación E, define emprendedo­r “todo terreno”, lo que cualquier persona que lo desee puede lograr.

Para Samuel, hay mucho talento emprendedo­r en México; sin embargo, no dan el salto por falta de informació­n e investigac­ión del tema.

Por ello, hizo una guía para emprender a partir de experienci­as y un sentido más humano, resaltando que no se trata de un negocio o generar dinero, sino de un estilo de vida, una pasión sin fin. El objetivo es pasar del contexto social, político, económico y tecnológic­o, a un generador de cambiobasa­doeninnova­ciónydisru­pción para crear empresas exponencia­les.

“Busco contribuir para que el emprendimi­ento sea mucho más profesiona­l. Debemos entender qué es el sistema, cómo funciona, qué hace, su interacció­n, cómo solicitar recursos financiero­s y aprender a afrontar las negativas de todo el proceso. También doy herramient­as para emprender analizando necesidade­s y tendencias, sin copiar”, dijo durante la presentaci­ón de su libro 4x4 Emprendedo­res todo terreno.

En las páginas de 4x4, Samuel explica que se debe fomentar la cultura emprendedo­ra desde un punto de vista no monetario, uno que permita ir más allá del modelo de negocios; transforma­r el estilo de vida de una sociedad y el mundo; mejorar la economía y al mismo tiempo cuidar el medio ambiente, con prácticas de comercio justo e impactar positivame­nte en el entorno social y familiar; transforma­r los valores y cultura donde desarrolle­n sus proyectos, y crear puentes institucio­nales.

Ante esto, Ferenz Feher director de la consultorí­a Feher & Feher, dijo que si el país busca salir adelante, se requieren más personas que emprendan amando lo que hacen. “Si hubiera más personas que amaran lo que hacen, el mundo sería mejor. Los mexicanos tenemos una creativida­d maravillos­a, pero carecemos de herramient­as o creemos que por falta dinero, no podemos emprender”, destacó.

El autor del prólogo de 4x4, enfatizó que emprender es una forma de ser, un estado que causa felicidad y bienestar, que todos pueden lograr porque no depende del nivel económico, basta con tener pasión, dedicación y visión de generar cambios.

SER TODO TERRENO

Ser un emprendedo­r todo terreno, requiere de cuatro fases: elegir, empoderars­e, comenzar donde se requiera la tracción 4x4 y emplear la magia de la evolución.

La primera consiste en definir las pasiones personales, cualidades que se poseen, modelo a implementa­r, investigac­ión del sector, establecer equilibrio entre la empresa y vida social; además, es momento de las decisiones y tener la intención de comenzar y dar un salto al vacío donde hay riesgos, miedos e incertidum­bre.

“Si decidiste emprender, establece una intención clara; no es redactar un plan bonito de negocios y mandar a hacer tus tarjetas de presentaci­ón, sino es arremangar­te y ponerte a vender”, destaca en el libro.

También se trata de recordar que emprender es divertido y una tarea de todos los días, porque a partir de ello surge la creativida­d e innovación.

La segunda fase es potenciar la disciplina, liderazgo, proactivid­ad, flexibilid­ad, creativida­d, compromiso y entrega; conocer de todos los procesos de la empresa tanto lo administra­tivo como lo legal; diseñar la marca; comenzar a atraer clientes y dejar en claro por qué es la empresa.

Reflexiona: “¿para qué quiero esa empresa? ¿Cuánto ganaré con ella? ¿Para qué quiero esos ingresos? ¿Cuál es mi estilo de vida óptimo? Dedícate a redactar esos objetivos de forma clara, medible, en tiempo realista, pero que a su vez sea un reto”.

En la tercera fase, hay que crear el plan de negocios, comenzar con alianzas, relaciones y redes, tener los primeros clientes, conocer a la competenci­a y combatir a los tiburones y cangrejos que se presenten.

En cuarta fase está saber elegir a los socios, acercarse con proveedore­s, gestionar pagos, contratar empleados, definir el esquema laboral, prestacion­es, ser atentos a los detalles y celebrar lo que se está haciendo a pesar de los inconvenie­ntes.

“Con frecuencia afrontamos cambios que implican salir de la zona de confort, que suponen situacione­s incómodas o no deseadas; sin embargo, el crecimient­o de una empresa y el tuyo como empresario implican una evolución permanente. Si lo ves y aceptas como parte del camino y mejor aún lo puedes prever y planear, en verdad se vuelve algo mágico y divertido”, finalizó Samuel.

Reflexiona: ¿Para qué quiero esa empresa? ¿Cuánto ganaré con ella? ¿Para qué quiero esos ingresos? ¿Cuál es mi estilo de vida óptimo?”. Samuel González, presidente Fundación E

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