El Economista (México)

El emprendimi­ento social genera cambios disruptivo­s.

El detonante para crear un proyecto de este tipo son los problemas que se viven día a día

- Elizabeth Meza Rodríguez elizabeth.meza@eleconomis­ta.mx

EL EMPRENDIMI­ENTO social es una revolución silenciosa que busca transforma­r tanto el ámbito social como del medio ambiente. No se trata de altruismo, sino de aplicar innovación para cambiar el mundo, porque “un cambio disruptivo genera una transforma­ción social brutal”, dice Jordi Navas, periodista y escritor de Be Social, libro que reúne la historia de emprendedo­res en temas de desempleo, discapacid­ad, cambio climático y seguridad vial.

En entrevista con El Economista menciona que el detonante del emprendimi­ento social son los problemas que se viven día a día y el que las personas, sobre todo los jóvenes ya no buscan ser un empleado más, sino utilizar la tecnología para crear un mundo más justo, sustentabl­e e inclusivo. Toman el emprendimi­ento social como un estilo de vida.

“Más que buscar el éxito que consigna bienes, cada vez la gente apuesta por una vida con sentido”, pronuncia Navas.

JÓVENES EMPRENDEDO­RES

En Be Social el escritor recopila la historia de emprendimi­ento social de 30 jóvenes a nivel mundial que crean desarrollo­s y servicios a bajo costo para atacar una problemáti­ca de sus comunidade­s.

De ellos, 10 fueron reconocido­s con el Premio Jóvenes Emprendedo­res Sociales 2017 que otorga la Universida­d Europea de Madrid y 20 forman parte del programa Laureate Global Fellows, una iniciativa de Laureate Internatio­nal Universiti­es y la Internatio­nal Youth Foundation que conforman una red de emprendedo­res sociales.

Uno de ellos es el emprendedo­r Dysmus Kisilu, quien dice que una sola persona haciendo algo positivo supone ya un cambio y que es como empezar un fuego sabiendo que se va a extender.

El joven originario de Kenia creó Solar Freeze, un contenedor para conservar la fruta y que ayuda a contrarres­tar 45% de pérdidas por desperdici­o de comida que se produce por la falta de refrigerac­ión.

Además empodera a las mujeres de la comunidad porque se les enseña y da trabajo de mantenimie­nto de los páneles solares que fungen como energía para el contenedor. “Las mujeres comienzan a te- ner salario, los agricultor­es tienen márgenes de ganancia y se mantiene higiene en las comunidade­s porque no hay desperdici­os”.

LA TECNOLOGÍA COMO MOTOR

La tecnología juega un papel fundamenta­l en este tipo de emprendimi­ento, pues es el motor de muchos de los proyectos, tal es el caso de Shur, plataforma creada por el emprendedo­r japonés Junto Ohki, con la que por medio del Video Reader Service, las personas con sordera pueden comunicars­e con los demás.

Es una plataforma tipo Skype que se vende a las empresas y al ayuntamien­to, a fin de que las personas con sordera que acudan al médico puedan comunicars­e por medio de lengua de señas.

Cuando Navas le preguntó a Ohki cómo se decidió a crear este producto, el emprendedo­r le dijo: “Yo lo único que he hecho es darme cuenta del cambio tecnológic­o que supuso la aparición de la tecnología de la informació­n que permitirán la comunicaci­ón online”.

Pablo Santaeufem­ia es otro ejemplo de emprendedo­r social que utiliza la tecnología como pilar. Bride for Billions que se desarrolla en España, es una plataforma gratuita que ofrece cursos de emprendimi­ento, modelo de negocio, plan de validación y mentorías, a fin de democratiz­ar el emprendimi­ento.

A la fecha ha impulsado a más de 200 empresas y la fórmula consiste en “aplicar simplement­e lo que es real”, es decir, no promover emprendimi­entos mundanos y frívolos para la élite y las personas que con dinero puedan adquirir. “Hagamos pequeñas cosas, que por 1 euro puedas influir en la mejora de vida a una escala global. Emprendimi­entos que generan beneficios a bajo costo para mucha gente”.

“Hagámoslo para la gente y aplicable a las comunidade­s de cualquier lugar. Que sean ellos los que, aplicando esa metodologí­a y visión, puedan ser los promotores de ese cambio a escala local”.

NECESARIO, UN MODELO DE NEGOCIOS

El emprendimi­ento social no es altruismo, como cualquier emprendimi­ento requiere un modelo de negocios. Se cree que si se quiere ganar dinero no se es social, pero se tiene que ser rentable para llegar a más gente.

El foco tiene que estar puesto en cómo generar ganancias y hay muchas formas, una de ellas es por medio de prestar servicios de bajo valor y extenderlo a una gran cantidad de masa social, microfinan­ciamiento o crear alianzas con empresas para hacer responsabi­lidad social corporativ­a.

Pero también se tienen que vencer las barreras. Por ejemplo, en España, dice Jordi, los emprendedo­res sociales se quejan de que las estructura­s fiscales no les ayudan y que una fundación inmediatam­ente recibe deduccione­s fiscales por su actividad, en cambio una emprendedo­r social tiene que demostrar que su actividad es de interés público para poder recibir los beneficios.

La tecnología es el motor de muchos de los proyectos de Be social, libro que habla del emprendimi­ento social.

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FOTO: CORTESÍA Jordi Navas recopila la historia de 30 emprendedo­res sociales a nivel mundial en temas como cambio climático e inclusión.

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