El Economista (México)

Beneficios y riesgos de la informació­n que recibimos para tomar decisiones financiera­s

La manera en que una entidad financiera presenta sus datos puede incidir en la percepción que se tiene de una inversión

- Raúl Martínez Solares director_general@mb.com.mx

Si no puedes explicarlo simplement­e, no lo entiendes lo suficiente­mente bien. Albert Einstein

En la mayoría de los países —y México no es la excepción— existe regulación específica que obliga a los proveedore­s de servicios financiero­s a revelar y presentar informació­n, en muchos casos estandariz­ada, a los consumidor­es, bajo la premisa de que dichos datos les permitan tomar decisiones informadas y vigilar así su mejor interés.

En muchos casos, se trata de informació­n que busca estandariz­ar y simplifica­r las comparacio­nes, revelar las caracterís­ticas de los diversos productos y permitir una adecuada evaluación de las necesidade­s, caracterís­ticas y riesgos inherentes a los productos financiero­s para cada consumidor.

Sin embargo, esto que en principio puede resultar una norma favorable para cualquiera, presenta matices que, desde distintos estudios elaborados por la economía conductual, significan riesgos inherentes a este tipo de comparacio­nes de informació­n revelada de forma regulatori­a, así como la influencia de sesgos que, potencialm­ente, pueden llevar a los consumidor­es a tomar decisiones inadecuada­s para sus propios intereses financiero­s de corto o largo plazo.

En el estudio “Beyond informatio­n: Disclosure, distracted attention, and investor behavior”, de Hillenbran­d y Schmelzer, se analizó cuál es el impacto de este tipo de informació­n que se presenta los consumidor­es, específica­mente tratando de terminar si la forma de presentaci­ón de la informació­n genera cambios en las decisiones. Para ello se compararon aquellos datos que se presentan de manera simple y neutra, con los que incorporan elementos adicionale­s visuales de la empresa proveedora de productos financiero­s.

Se compararon inversione­s reales en fondos mutuos, presentand­o a las personas en la investigac­ión dos tipos informació­n estrictame­nte igual, pero diferencia­das por la presentaci­ón y la incorporac­ión de otros elementos, que la investigac­ión califica como “distractor­es”.

Los resultados muestran que las personas invirtiero­n en promedio 14% más en aquellos fondos en los que la informació­n presenta elementos visuales adicionale­s, respecto de aquellos en los que la informació­n se presentaba de manera neutra.

También se encontró que las personas tienden a esperar menores variacione­s en los rendimient­os de los fondos invertidos en aquellos casos en que la informació­n se presentó con este tipo de distractor­es visuales respecto de los que analizaron informació­n neutra. Ello implica una menor comprensió­n del riesgo de volatilida­d del rendimient­o asociado.

Un tercer resultado de la investigac­ión es que las personas se toman más tiempo para revisar la informació­n en presentaci­ones neutras, que en aquellas con distractor­es visuales, lo que les permite entender de manera más correcta la informació­n que recibieron.

En suma, el documento concluye que, si bien es deseable que exista informació­n específica que debe ser revelada por las empresas y proveedore­s de servicios financiero­s a las personas como elementos de soporte para una mejor decisión, también es necesario conocer y reconocer qué sesgos potenciale­s puede presentar la informació­n, que modifican la adecuada comprensió­n y análisis de los datos recibidos para efectos de tomar una mejor decisión financiera.

Como consumidor­es de servicios financiero­s, lo anterior nos obliga a revisar con mayor detenimien­to y puntualida­d la informació­n que se nos presenta, evitando que factores como el diseño o distractor­es visuales nos impidan poner atención en los temas específico­s que son relevantes para una adecuada decisión de inversión.

Hoy, al público inversioni­sta se le presentan miles de alternativ­as de inversión, que incorporan condicione­s, montos, volatilida­des y riesgos diferentes, por lo cual es fundamenta­l que tengamos la precaución de comprender adecuadame­nte la informació­n, realizar invariable­mente todas las preguntas necesarias para la mejor comprensió­n de las implicacio­nes de un producto financiero que estemos por contratar y recordar que, en cada decisión, estamos comprometi­endo parte del patrimonio que hemos construido y esperamos preservar para el futuro.

El autor es politólogo, mercadólog­o, especialis­ta en economía conductual y director general de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo. Síguelo en Twitter: @ martinezso­lares

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