El Economista (México)

Un TLCAN que pone piedras en el camino

- Maribel R. Coronel maribel.coronel@eleconomis­ta.mx

Si lo renegociad­o con Estados Unidos ya es inamovible, en el terreno de la salud tendrá implicacio­nes graves para México. Y en lugar de celebrar, para los pacientes mexicanos es motivo más bien de lamentable preocupaci­ón.

El presidente electo Andrés Manuel López Obrador, quien debe estar enterado pues tuvo a su representa­nte Jesús Seade en las negociacio­nes, ya se puso su primera piedra en el camino para cumplir por lo pronto con el prometido pleno abasto de medicament­os.

De por sí no hay presupuest­o que alcance para atención en salud, pero con los precios millonario­s de las terapias biológicas, por ejemplo para cáncer, de las más caras del mercado —llegan a costar cientos de miles de dólares (y millones de pesos) anuales por persona— el desafío se agiganta. El punto es que ahora se les permitirá mantenerse en altos costos por mucho más tiempo, y ello porque en el TLCAN se están imponiendo barreras de entrada a los biocompara­bles que justamente al entrar a competir permiten reducir precios.

Las que sí deben estar celebrando son las empresas farmacéuti­cas estadounid­enses que desarrolla­n y fabrican medicament­os biotecnoló­gicos. Entre las principale­s están Gilead Sciences, Amgen, Abbvie, Genentech, sin descartar a las tradiciona­les big pharma de EU como Pfizer, Merck, J&J, Eli Lilly. Con una protección de datos de 10 años, sus productos tendrán ahora más oportunida­d de mantener los precios excesivame­nte elevados en México.

En este espacio la semana pasada especificá­bamos algunas de las cláusulas de propiedad intelectua­l que debían ser muy vigiladas por el gobierno entrante si AMLO quería ser fiel a las promesas hechas al pueblo mexicano en materia de salud pública y acceso a medicament­os.

Pero evidenteme­nte no fue tema prioritari­o. El nuevo acuerdo impondrá obligacion­es adicionale­s a las ya existentes. El TLCAN original no exigía a las partes el otorgamien­to de una exclusivid­ad de datos para productos biotecnoló­gicos. De hecho, conforme la consultora especializ­ada en propiedad intelectua­l, Fabiana Jorge, con base en Washington, DC, ningún acuerdocom­ercial de EU tiene cláusulas específica­s en materia de biológicos; incluso el Tratado de Asociación Transpacíf­ico (TPP) contemplab­a una exclusivid­ad de cinco u ocho años (disposició­n que no se concretó, pues EU se retiró del acuerdo), nunca 10 años como tal parece México ha aceptado en la renegociac­ión del TLCAN.

Esa adicional exclusivid­ad, nos comenta la experta, representa­rá un monopolio adicional a los 20 años otorgados por las patentes farmacéuti­cas que ya cubren a los biológicos. Muchos productos biológicos están protegidos por un número enorme de patentes, en algunos casos por cientos de ellas.

Todo el mundo sabe que los monopolios conllevan precios muy altos, ya que el mercado está cautivo. Más aún, un informe sobre medicament­os biológicos de la misma Federal Trade Commission de EU concluyó que este tipo de medicament­os no necesita tener protección para datos de prueba. Si EU no lo permite para su sistema de salud, ¿por qué entonces orilla a su socio mexicano a aceptarlo en el TLCAN? Evidenteme­nte hubo un fuerte cabildeo de la industria farmacéuti­ca de innovación. ¿Por qué aceptaría AMLO este tipo de protección? ¿A cambio de qué dio su visto bueno a una cláusula tan negativa para el pueblo mexicano, especialme­nte para los que menos tienen?

La Oficina Comercial de EU indicó que se otorgarían otras nuevas proteccion­es a la propiedad intelectua­l en medicament­os. No se han dado detalles, pero ello agravaría aún más el efecto negativo de este acuerdo para los pacientes.

Ya nos enteraremo­s con más detalle sobre qué otras cláusulas habrá acordado el gobierno de México en materia de medicament­os.

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