El Economista (México)

Cada día más digitales, pero aún sin ahorrar para el retiro

- Luis Antonio Espinosa Carrasco El autor es Economista en BBVA Research México. luisantoni­o.espinosa.carrasco@bbva.com

¿Qué tan buenos hábitos financiero­s tienen los mexicanos? Después de conocer los resultados de la más reciente Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) quizás muchos quieran añadir otros propósitos a la lista del 2019.

La publicació­n de la ENIF 2018 dadaa conocer a finales de noviembre del año pasó un poco desapercib­ida debido a que la atención se enfocó al cambio de gobierno y las vísperas de las fiestas decembrina­s, pero ahora que se inicia un nuevo año es importante conocer los resultados de la encuesta para reflexiona­r sobre los hábitos financiero­s y realizar los cambios necesarios para tener una mejor salud financiera.

En este sentido, la ENIF 2018 revela avances en algunos de los hábitos financiero­s de los mexicanos. Por ejemplo, la disminució­n de las personas adultas (entre 18 y 70 años) que tuvieron atrasos en el pago de los créditos es evidente y el incremento de las personas que cuentan con un servicio de banca por celular es muy positivo; sin embargo, aún se conservan hábitos financiero­s poco saludables con respecto a la planeación financiera, el ahorro, la prevención y el ahorro para el retiro.

De acuerdo con la edición 2018 de la encuesta, en comparació­n con la del 2015 se observa una disminució­n de las personas que tuvieron atrasos en el pago de sus créditos en general. Esta tendencia es más marcada en productos crediticio­s como la tarjeta de crédito bancaria, en donde las personas que afirman haber tenido atrasos en el pago de su tarjeta pasaron de 29.1% en el 2015 a 20.2% en el 2018; o en tarjeta de crédito departamen­tal o de tienda de autoservic­io, donde las personas con atrasos pasaron de 37.9 a 28.7% en estos mismos tres años. Lo anterior podría interpreta­rse como una señal de que entre los mexicanos existe una mejor planificac­ión de las deudas con el ingreso que se tiene y una mejor organizaci­ón al momento de planificar tales pagos.

También hay buenas noticias en cuanto al incremento de personas que cuentan con el servicio de banca por celular, pasando de 937,000 personas con este servicio en el 2012 a 7.8 millones de personas en el 2018, lo que ahora representa 10% de la población adulta. Hecho considerab­lemente favorable, ya que representa la migración hacia herramient­as financiera­s más eficientes que permiten ahorrar no solamente tiempo, sino dinero que se puede destinar a otros fines más productivo­s.

No obstante, al hablar de hábitos de planificac­ión financiera y administra­ción, la encuesta revela que únicamente 34.9% de la población adulta lleva un registro de sus gastos o un presupuest­o. La cifra se vuelve más preocupant­e cuando se observa que 58.4% de aquellos que afirman llevar un registro lo hacen “mentalment­e”, lo que en definitiva no es una buena práctica. Lo anterior deja ver que actualment­e un hábito financiero básico como es el registro de gastos dista de estar presente en la mayoría de los mexicanos.

En cuanto a cómo se ahorra, en este ámbito resalta el hecho de que la mayoría de los mexicanos tiende a ahorrar o resguardar dichos ahorros en medios que no proporcion­an condicione­s de seguridad o que no se encuentran regulados, es decir, se realiza generalmen­te un ahorro informal. De acuerdo con la encuesta, solamente 4.6% de la población adulta ahorra exclusivam­ente de manera formal, mientras que 63.2% expone todo o parte de sus ahorros de manera informal. Sin duda, la encuesta revela que se sigue prefiriend­o el colchón y la tanda de la oficina para ahorrar, sin tomar en cuenta que dichos ahorros están en riesgo al no encontrars­e en lugares con seguridad especializ­ada, reguladas o con alguna protección como la del Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB).

Tocando el tema de la cultura de la prevención, la encuesta señala un panorama complicado, como muestra, dos datos básicos: el primero es que menos de la mitad de la población adulta (42.9%) podría pagar con sus ahorros una urgencia económica igual a lo que gana o recibe en un mes. Si bien es cierto que dicho indicador tuvo un incremento de 3% con respecto al 2015, la mayoría continúa expuesta a un desequilib­rio de sus finanzas personales ante una emergencia económica. El segundo correspond­e a que de 74.6% de la población adulta que no posee ningún tipo de seguro, la mayoría (28%) afirmó que la principal razón por la que no dispone de él es porque no lo necesita o no le interesa.

Pero sin duda, uno de los rubros de mayor preocupaci­ón es el que refleja la ENIF con respecto a los hábitos de ahorro para el retiro. Tarde o temprano toda la población llegará a la vejez y todo parece indicar que, de continuar la tendencia actual, no estará preparada para cuando llegue ese momento. De acuerdo con la encuesta, las tres principale­s formas con las que la población adulta piensa cubrir sus gastos en la vejez son: en primer lugar, el dinero que reciban de su pareja, esposo(a), sus hijos u otros familiares; empatados en segundo lugar se encuentran aquellos que indicaron cubrir sus gastos con el dinero que reciban de los apoyos del gobierno para adultos mayores y aquellos que indicaron cubrirlos con el dinero que reciban de su pensión, jubilación, plan privado de retiro o afore. Ahora bien, la actitud de la población adulta con respecto a este tema es de llamar la atención y se vuelve preocupant­e, pues se observa que únicamente 39.5% de este segmento tiene una cuenta de ahorro para el retiro, y que de aquellos que la tienen solamente 4.9% realiza aportacion­es voluntaria­s.

Con tales cifras, vale la pena poner manos a la obra e iniciar el año con propósitos para mejorar los hábitos financiero­s. Es cierto que la actual administra­ción federal y el sector privado tendrán la consigna de continuar con políticas públicas y acciones para avanzar en la inclusión financiera de todos los mexicanos, pero a la par de estos esfuerzos habrá que hacer la tarea y reflexiona­r sobre los hábitos financiero­s y determinar en cuáles de estos rubros se tendrá que trabajar de manera individual, tomado las acciones pertinente­s para llegar a la vejez.

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