Gobierno con claroscuros
Durante las últimas semanas, el gobierno ha tenido aciertos y desaciertos, estos últimos graves. En los éxitos, hay que incluir el Programa de Impulso al Sector Financiero que busca fortalecer con la banca un ambicioso programa de inclusión financiera y digitalización de servicios, incentivar las ofertas públicas para que más empresas coticen en la Bolsa y darle mayor flexibilidad al régimen de inversión de las afores. Esto último para inducir mayor diversificación en los portafolios de las siefores.
Pero no se ha dado a conocer todavía la modificación a los nuevos límites de las clases de activos dentro de dichas carteras. Por ejemplo, lo deseable es incrementar sustantivamente el máximo permitido hoy de 20% en valores extranjeros (en otros países el límite es de 40 a 70 por ciento). Una nota de cautela: el gobierno puede utilizar persuasión moral con las afores para “inducirlas” a invertir en instrumentos para financiar sus proyectos de infraestructura que pueden ser de dudosa rentabilidad como el Tren Maya.
Otro acierto fue revertir que la Guardia Nacional estuviese bajo el mando militar en Sedena. Ahora será manejada por la Secretaría de Seguridad Pública, como lo había demandado ampliamente la sociedad civil al destacar los inconvenientes de la militarización de la seguridad pública.
En las equivocaciones graves estuvo la abstención en el Grupo de Lima y la OEA de condena al régimen de Maduro. Apelar a la Doctrina Estrada de 1930 es hipócrita y anacrónico. Cárdenas recibió a los españoles y repudió la dictadura de Franco. Ahora México está alineado con los gobiernos totalitarios de Venezuela, Cuba y Nicaragua. La diplomacia mexicana pierde así la oportunidad de una posición de fuerza en la región para impulsar la democracia y la lucha en favor de los derechos humanos.
El peor desacierto ha sido la fallida instrumentación del plan de combate al robo de hidrocarburos. La irritación social por el desabasto es un costo político creciente en la medida que el gobierno tarde en regularizar el suministro. ¿Causas de este error? La impericia estratégica y la novatez para operar una decisión de esa magnitud. Además, la política de comunicación ha sido confusa y poco transparente. Hubiéramos querido ver el inicio de esta lucha con arrestos a funcionarios y líderes sindicales que se han coludido con el crimen organizado. ¿En verdad creían que con cerrar los ductos se solucionaría el problema? Esa colusión desarrollada a lo largo de años ha llevado a un Pemex paralelo muy poderoso y rentable para los coludidos que se adueñan de 66,000 millones de pesos al año. Es más de 15% del presupuesto de la paraestatal y equivale a más de 50% del pago anual de intereses de la deuda de la empresa. Las tomas clandestinas (casi 13,000) son poco mayores a las 12,000 gasolineras en el país.
Urge que se aprueben medidas para promover la total competencia en el sector, en precios y producción. Pemex debe dejar de ser un monopolio para no continuar con la vulnerabilidad de la seguridad energética y que el crimen organizado siga en esta actividad.