El Economista (México)

Fed: el mensaje a los mercados cuidándose de Trump

- Enrique Campos ecampos@eleconomis­ta.com.mx

Por supuesto que el presidente de Estados Unidos quisiera despertar hoy, en medio de la cruda de su lanzamient­o de campaña de ayer en Orlando, Florida, con la noticia de que la Reserva Federal (Fed) de su país atiende sus deseos de bajar ya las tasas de interés.

Pero las decisiones de política monetaria no responden a esos arranques populistas de quien quiere usar el costo de su moneda como un instrument­o de calentamie­nto económico, sino que cualquier movimiento tiene que ver con un análisis riguroso de las condicione­s económicas.

Es por eso que 82% de los analistas en los mercados espera que las tasas de interés en Estados Unidos se mantengan sin cambios hoy que se anuncia la decisión de política monetaria.

Pero ya hay una mayoría que supera 70% de los que creen que en la reunión del Comité de Mercado Abierto del próximo 31 de julio habrá un primer descenso en la tasa de interés interbanca­ria.

Si las decisiones del comportami­ento del costo del dinero fueran a través de arrebatos verbales, como los de Donald Trump, que ataca lo mismo al presidente del banco central de su país que al del Banco Central Europeo (BCE), de poco servirían los comunicado­s de decisión de política monetaria. Pero como las palabras de estos banqueros centrales son tan cuidadas, entonces esos comunicado­s tienen trascenden­cia para determinar el futuro del comportami­ento de la herramient­a monetaria.

Por eso es que lo que hoy se espera no es un cambio en la tasa de interés, pero sí un ajuste al discurso de presentaci­ón de la perspectiv­a futura del costo del dinero.

Dicen los expertos en materia de política monetaria que hoy la Fed va a perder la paciencia. Dejará de tener ese discurso de esperar y ver el comportami­ento futuro de la economía para tomar una línea discursiva de una actuación en el corto plazo.

Los datos hablan de una inflación controlada, con un registro anualizado en mayo de 1.8%, lo que da margen a la Fed de cumplir con uno de sus objetivos básicos que es mantener a raya el aumento de los precios.

Pero la otra pinza de las obligacion­es legales del banco central estadounid­ense es procurar el pleno empleo y en materia económica hoy existen riesgos de desacelera­ción como consecuenc­ia de las guerras comerciale­s que ha emprendido el presidente Donald Trump.

Así que lo que hoy se estima como más probable en el mercado es que la balanza monetaria se incline hacia la reanimació­n económica a través de reducir prontoel costo del dinero. Pero con la sutileza necesaria para evitar que el regreso de los dólares baratos provoque burbujas en los precios.

Esto es algo que definitiva­mente no puede entender el inquilino de la Casa Blanca, quien tiene la urgencia de que la economía se mantenga boyante, al menos hasta el día de las elecciones. Por eso es que en sus arranques populistas quiere dictar la política monetaria no sólo del banco central de su propio país, sino también de otras institucio­nes monetarias.

Ayer le recetó un tuital presidente del BCE, Mario Draghi, por insinuar estímulos monetarios futuros.

Seguro que Trump envidia a los europeos que contarán con estos esteroides monetarios para su economía y en Estados Unidos no.

Vaya trabajo para la Fed: encausar los nervios de los acelerados mercados y del otro lado cuidarse de los pisotones del elefante republican­o que despacha en el Salón Oval de la Casa Blanca.

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