El procés catalán llega a México
En menos de dos semanas dos funcionarios confrontados han visitado el país
El otoño español será muy largo. El juicio contra 12 políticos catalanes (nueve en la cárcel y tres libres bajo fianza) vivirá su catarsis en el momento en que el Tribunal Supremo dicte sentencia para cada uno de ellos. Ocurrirá durante el mes de octubre.
Lo que inició siendo un problema político (el entonces presidente del PP Mariano Rajoy impugnó la reforma al Estatuto catalán aprobado vía referéndum, por el Parlamento catalán, y finalmente, por las cortes españolas) terminó por judicializarse (el Tribunal Constitucional rechazó parte del Estatuto).
Así llegó el 1 de octubre del 2017. Un referéndum independentista al margen de la Constitución. La erupción de un conflicto político.
La opinión pública mexicana, salvo un pequeño segmento de internacionalistas y el clásico eco de los medios que buscan sensacionalismo en la sangre, pasó por alto el llamado procés catalán. Ahora, tal parece que las dos partes del conflicto se preparan para el largo otoño, y lo hacen con estrategias internacionales.
En menos de dos semanas dos de sus representantes han viajado a México bajo un entorno diplomático brumoso creado por el presidente López Obrador a través de la carta que envió al rey Felipe VI para que España se disculpe por lo ocurrido hace 500 años durante el periodo de la Conquista.
Se trata de Irene Lozano, secretaria de Estado de la España Global y Alfred Bosch, consejero de Acción Exterior del gobierno catalán.
Ayer sostuve una charla con Alfred Bosch en un hotel ubicado en la Zona Rosa. Me confirma lo que había dicho un día antes en el Orfeón Catalán: el gobierno autonómico abrirá una representación en México.
Bosch admite que en la ruta crítica que utilizaron los independentistas en el 2017 faltó trabajar a fondo sobre la política exterior. Reconoce que el día del referéndum fue “un momento épico” para los catalanes, pero que no tuvo la suficiente fuerza internacional. En el corto plazo buscarán organizar un “referéndum acordado a nivel internacional”.
El gobierno catalán no tiene representaciones en América Latina; en el continente, sólo tienen una en Washington. El consejero de Exteriores me comenta que pronto nombrarán al delegado que vendrá a México.
Es evidente que la carta de López Obrador detonó una fuerte carga de simpatía por parte del gobierno catalán. La polarización entre soberanistas e independentistas deriva la sencilla conjetura: un acercamiento del gobierno catalán con el gobierno de López Obrador para que México apoye en el futuro la ruta crítica diseñada por el independentismo.
Le insistí a Bosch que Pedro Sánchez no tiene la misma actitud que Mariano Rajoy. Quiere conversar, le dije. Las circunstancias electorales se lo impidieron.
Es imperativo el diálogo entre el gobierno de Sánchez con el gobierno de Torra. Es mejor hacerlo. Y hacerlo antes de la sentencia del procés porque el otoño español será muy largo.
Queda claro que el procés catalán ha llegado a México. El presidente Obrador podríatener un dilema en puerta.