En el empleo no son estadísticas, son personas
La danza de los “otros datos”, que hablan de una economía boyante, con alto crecimiento económico, miles de millones de dólares en inversiones, se topa con la realidad de la desaceleración. Claro que hay cifras con las que se puede jugar en el discurso político, porque los destinatarios del mensaje difícilmente tienen la oportunidad de corroborar la actividad industrial, el registro de inversión extranjera directa o la inversión fija bruta.
Pero cuando la terca realidad se topa con el empleo, difícilmente se puede convencer de que estamos en Jauja a quien no consigue chamba o de plano la perdió.
Y en ese intento de tratar de esconder la evidente desaceleración en la creación de empleos formales, registrados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social, empiezan a salir de la chistera las cifras que dan forma a los “otros datos”. Como aquella de los miles de Jóvenes Construyendo el Futuro, que de acuerdo con las propias reglas del gobierno, no tienen una relación laboral con sus empleadores.
La desaceleración en materia de creación de empleos no es una interpretación de mala fe de la prensa fifí. Es una realidad ante el hecho irrefutable de que la actividad económica se ha ralentizado.
Con esa dicotomía tan marcada que tiene este gobierno de amor-odio al neoliberalismo, pueden tratar de matizar en un boletín o en una conferencia la realidad de la desaceleración que llegó al rubro sensible del empleo. Pero lo cierto es que, ante la incertidumbre generada, hay proyectos de inversión detenidos.
No se trata de ver cómo se leen las estadísticas, eso suena muy tecnócrata. Se trata de un tema tan concreto y delicado como si los mexicanos tienen trabajo y por lo tanto ingresos.
Otra muestra más de que en el fondo son neoliberales de clóset lo dejan ver con ese argumento de que todo va muy bien porque así se ve en los mercados financieros. Hay un deslumbramiento con el indicador cambiario y ven la apreciación del peso frente al dólar como sinónimo de que la economía mexicana va requetebién.
En la confusión de peras con manzanas no alcanzan a ver que Estados Unidos se defiende de su propia desaceleración con una baja en las tasas de interés. Mientras que México, que todavía tiene grado de inversión, mantiene tasas de interés en un jugoso 8% que atrae capitales como miel a las moscas.
Pero esto nada tiene que ver con el desempeño de la economía de carne y hueso. Más allá, claro, de que un tipo de cambio estable no afecta a la inflación.
Si al final el propio gobierno federal se cree su discurso de ese mundo paralelo de las “otras cifras”, donde todo está muy bien y en pleno desarrollo, no tendrá la capacidad de reconsiderar las políticas públicas que evidentemente están mal.
Si se supone que estamos en el camino a un crecimiento de 4%, la proporción de empleos creados debería ser a razón de 1.5 millones de plazas laborales al año. Los casi 4,000 de mayo no están en línea con ese supuesto dinámico crecimiento.
Y como se trata de personas y sus trabajos, de seres humanos que lo viven en carne propia, será la realidad la que marque si efectivamente hay una desaceleración en curso o bien si hay millones consiguiendo empleo, como lo dejan ver los “otros datos”.