La vaciedad de la nueva agenda legislativa
Aalgunos nos llamó la atención los temas de la agenda legislativa propuesta para el nuevo periodo. Y eso por varias razones: parece que se pusieron temas que no forman parte de las prioridades de López Obrador, sino más bien del propio Legislativo (en concreto, algunos temas de Muñoz Ledo); así como por parecer muy diferente a las realidades actuales que vive el país que requieren ajustes, como una reforma migratoria dado el arreglo con Trump, o la propuesta de una reforma energética, por la precariedad que vive Pemex y su actual desgravación financiera; por último, quizá para acometer las medidas de una desaceleración de la economía, que se asemeja más bien a una próxima recesión, que se pudieran impulsar desde el Legislativo.
La temática propuesta y anunciada para dicha agenda es: (i) el retoque de los organismos constitucionales autónomos (ii) la reforma hacia una austeridad republicana; (iii) el federalismo y (iv) las reformas a la pequeña y mediana empresa.
El primer tema parecería innecesario —los organismos constitucionales autónomos— pues ellos ya gozan de un mandato claro y una estructura establecido desde la misma Constitución; además se considera innecesaria dado que el primer magistrado de la nación ya ha tomado su poder por asalto, como quedó claro en los nuevos nombramientos de los titulares de la CRE. ¿Deseará López Obrador cual Maquiavelo legitimar de facto lo que ya hizo de iure? De todos modos, consideramos que se trataráde una temática innecesaria, dados los avatares que está tomando la 4T.
Una austeridad republicana fue quizá la convicción que la 4T asumió con mayor compromiso y decisión, y en parte hay que aplaudirla, por la necesidad de eliminar muchos fueros gubernamentales. Ahora bien, fue un poco apretada en las formas y oscura en su planeación. ¿Qué deseará hacer ahora su majestad? Recortar más los gastos del gobierno se parecería a una mala broma si lo que se pretende es recortar los huesos de un esqueleto humano (no hay más de donde recortar). Por ello, además de innecesaria y redundante, pensamos que sólo puede aumentar los riesgos, ya no de una recesión, sino al paso que vamos de una depresión similar a la del 2008, nada más que ésta autoinducida.
El federalismo es de los temas más importantes que se deben resolver en nuestro país, máxime con la confusión que han traído los superdelegados y los recortes a las participaciones de estados y municipios. A ello hay que añadir la tendencia de los últimos sexenios, especialmente el último, a centralizar por constitución muchas de las facultades que sin esas reformas hubieran seguido en manos de los estados. Para un auténtico desarrollo se necesita una descentralización regional del poder. A ello ayudó —con sus excesos— nuestra transición a la democracia. Hay que revitalizar a los estados, aunque eso pasa por un reparto del pastel financiero entre la Federación (ahora llamada gobierno de México), los estados y los municipios. Si no hay federalismo fiscal, lo demás son pamplinas. Y AMLO no ha dado señales de pretender deshacerse de esa facultad.
Y la que consideramos más importante y necesaria: la reforma a la pequeña y mediana empresa, calculadas en cerca de 4 millones y fuente de al menos 60 millones de empleos, que están acostumbradas a vivir contra viento y marea, a pesar de los gobiernos que pasen. Pero la 4T —salvo honrosas excepciones que están de adorno en el gabinete que simpatizan con la Iniciativa Privada— parece tenerle alergia al mundo empresarial. ¿A dónde nos llevará tal reforma? Es quizá la más urgente e importante de todas, pero quizá donde los funcionarios lopezobradoristas tengan menor capacitación técnica para lograrla.
¿Qué hay de interesante en la temática del nuevo periodo de sesiones? Si está suscrito a Netflix, o todavía le da para pagarlo, mejor vea alguna de sus interesantes series. Si no puede, al menos podrá ver las nuevas series de telenovelas de Grupo Imagen o las tradicionales de las rancias televisoras.
*Máster y doctor en Derecho de la Competencia, profesor investigador de la UAEM y socio del Área de Competencia, Protección de Datos y Consumidores del despacho Jalife& Caballero.