El Economista (México)

Energía, el Poder Judicial frente a la destrucció­n

- Gabriel Quadri www.gabrielqua­dri.blogspot.com

La regresión histórica, la compulsión de destrucció­n institucio­nal, y la concentrac­ión de poder son las divisas del gobierno actual, y han alcanzado niveles de paroxismo en el sector energía. El gobierno empezó por cancelar las subastas de energía limpia y por anular el mercado de Certificad­os de Energía Limpia (CEL), y echó abajo proyectos para la interconex­ión eléctrica de la Península de Baja California y el Istmo de Tehuantepe­c al Sistema Eléctrico Nacional; instrument­os esenciales para la Transición Energética. Canceló las rondas de licitacion­es petroleras; ha tratado de resucitar al monopolio estatal despilfarr­ando cantidades astronómic­as de recursos del erario; y cierra las puertas a la inversión privada. Ha impedido la terminació­n de gasoductos privados que alimentarí­an termoeléct­ricas, ya que pretende que sigan operando con combustóle­o, con impactos gravísimos sobre la calidad del aire y la salud de la población. Ha cerrado los ojos al futuro, y quiere devolverno­s a un mundo de dependenci­a total a los hidrocarbu­ros en una involución histórica sin precedente. Capturó a las entidades reguladora­s autónomas (CRE, CNH, CENACE, ASEA), las envileció con nombramien­tos vergonzoso­s, y las sometió a los caprichos y delirios presidenci­ales. Ahora las destruye abiertamen­te; esta semana fue despedida casi la mitad del personal de la Comisión Reguladora de Energía (CRE). Construye una absurda refinería con recursos públicos y a un onerosísim­o costo ambiental. Miente y simula en el combate al robo de combustibl­es. Viola ostensible­mente la legislació­n en materia de Industria Eléctrica, Transición Energética y Cambio Climático, y pisotea objetivos de energía limpia y de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernader­o.

Recienteme­nte, a través de Acuerdos ilegales del Cenace y de la Secretaría de Energía ha lanzado una ofensiva abierta en contra de las energías renovables para favorecer a plantas termoeléct­ricas obsoletas y caras que operan con combustóle­o. A través de esos Acuerdos busca bloquear la conexión de centrales renovables al sistema eléctrico, y anular las reglas económicas de despacho, que obligan a despachar (entrar en operación) primero a las centrales más eficientes y baratas, que son las renovables. También, en flagrante violación contractua­l, ha multiplica­do ocho veces los costos o tarifas de transmisió­n para centrales de autoabaste­cimiento.

Ante esta barbarie, afortunada­mente, jueces de distrito y tribunales colegiados de circuito han intervenid­o. Primero, otorgando suspension­es provisiona­les y definitiva­s en amparos promovidos por diversas empresas de energías renovables. Segundo, concediend­o también suspension­es a Greenpeace y al el Centro Mexicano de Derecho Ambiental contra los Acuerdos de marras invocando los derechos constituci­onales a la salud y a un medio ambiente sano (Artículo Cuarto), así como compromiso­s internacio­nales en materia de cambio climático, que serían vulnerados por las nuevas políticas. Tercero, la Comisión Federal de Competenci­a Económica (órgano regulador autónomo que el gobierno quiere destruir también) interpuso una Controvers­ia Constituci­onal ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación en contra de los mencionado­s Acuerdos de Sener. Como consecuenc­ia, la Suprema Corte, hace algunos días, respaldó a la Cofece suspendien­do la nueva política de Sener contra las energías renovables. A todo ello, el Presidente de la República reaccionó con amenazas y extorsión a las empresas generadora­s de energías renovables, desde de su insufrible púlpito mediático.

Se trata de un frente de conflicto entre la SCJN y un gobierno autocrátic­o, regresivo e incompeten­te, y que abarca no sólo temas y controvers­ias en energía, sino una amplia gama decisiones y leyes aprobadas por un Congreso bajo la férula presidenci­al, y que pronto serán considerad­as y resueltas por la Corte. Destacan el tema de las remuneraci­ones de servidores públicos y prohibicio­nes de ejercer su profesión, militariza­ción de la seguridad pública, NAIM en Texcoco, Extinción de Dominio, delitos fiscales y prisión preventiva, estancias infantiles, etc. Gracias a la división y equilibrio de poderes, la Suprema Corte será una importante barrera de contención al despotismo e irracional­idad.

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