• La mayoría de calles será peatonales y no abrirán tres estaciones del metro.
Los cambios tecnológicos y en la cultura de la movilidad están produciendo transformaciones disruptivas en la industria exportadora más importante de las economías mexicana y del noreste (Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas). Estas tendencias representan un formidable desafío para que nuestro país y sus regiones puedan conservar su participación actual en esas cadenas globales de valor. Aún más, el ritmo de estas transformaciones se acelerará notablemente por el efecto galvanizador de la pandemia por Covid-19 en las percepciones de las sociedades y sus gobiernos sobre el cambio climático, sus graves implicaciones y las estrategias para combatirlo.
La electrificación, los vehículos autónomos y la conectividad, transformarán a los automóviles en oficinas o espacios de entretenimiento rodantes. Adicionalmente, facilitarán las opciones de movilidad compartida, especialmente en las urbes de gran densidad. Al modelo de negocio basado en la propiedad, se sobrepondrá otro orientado a atender necesidades específicas de conectividad y traslado de los usuarios.
Mckinsey & Company realizaron un ejercicio prospectivo sobre el futuro de esta industria en diez años. Hacia el 2030 anticipan una expansión de 30% en el valor global de mercado (1.5 billones de dólares adicionales), pero ésta se concentrará en los segmentos con alto contenido en tecnologías de la información, pues la demanda global de automóviles se ralentizará al pasar de 3.6 a 2% anual. De las ventas proyectadas al 2030, estiman que en 15% será de vehículos completamente autónomos, 10% será destinado a la movilidad compartida y entre 10 y 50% serán eléctricos (incluyendo híbridos e híbridos enchufables). Sin embargo, los mercados de Norteamérica y Europa Europap se estancarán, pues ppues el dinamismo se concentrará en Asia, África y Europa del Este.
Adicionalmente, las empresas de este sector establecidas en México que quieran exportar al mercado de Norteamérica sin aranceles, deberán cumplir las nuevas reglas de acceso a mercado establecidas en el T-MEC, entre las más importantes: un contenido regional de 75%, 70% del acero y aluminio primario empleado en la producción de autos y sus partes deberá ser producido en alguno de los tres países signatarios del tratado y al menos 40% del valor exportado debe ser generado en países con salarios de 16 dólares o más por hora. Adicionalmente, se aplicarán regulaciones más estrictas en materia ambiental y laboral.
¿Qué es lo que está en juego? Para responder a esta pregunta empleamos modelos económicos multisectoriales en los cuales dimensionamos el impacto de las exportaciones de esta industria en las economías de México y del Noreste. En su apartado de cuentas nacionales, el Banco de Información Electrónica del Inegi reporta que en el subsector de fabricación de equipo de transporte (código SCIAN 336) laboran poco menos de 1.2 millones de personas (2.8% del personal ocupado total nacional), los cuales generan una producción bruta con un valor de poco más de 3.7 billones de pesos (9.3% del total del país), obteniendo remuneraciones medias anuales ligeramente superiores a los 208,000 pesos (33% arriba de la media general). La región Noreste participó con poco menos de un tercio de la producción y el empleo en esta industria.
A nivel nacional, las exportaciones del subsector 336 ascendieron a 161,700 millones de dólares en el 2018, de las cuales 32.7% se originaron en los estados del Noreste.
Empleando los modelos multisectoriales es posible cuantificar el efecto de las exportaciones de este sector en ambas economías. Sus ventas internacionales dan soporte a 12.4% de la producción bruta total y a 8.5% del PIB en la economía conformada por los estados de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Los porcentajes para la economía nacional son de 9.9 y 7.8%, respectivamente. El mercado exterior del subsector 336 respalda la generación de 2’889,309 empleos directos e indirectos en México, de los cuales 435,404 se localizan en el Noreste.
Poco más de la mitad de los efectos de las exportaciones de esta industria sobre la producción y menos de un tercio sobre el empleo, se concentran en el mismo sector, pero podemos apreciar repercusiones significativas sobre muchas otras actividades que tienen, ya sea vínculos de proveeduría con el subsector 336 o que producen bienes y servicios demandados por los hogares. En el primer caso sobresalen los subsectores de equipos de cómputo, eléctricos y electrónicos (subsectores 333 a 335), las industrias metálicas, los transportes y los servicios profesionales. En el segundo, actividades que ofertan productos para el consumo de los hogares: alimentación, vivienda, servicios de educación y salud.
La vinculación de estos sectores con las exportaciones de equipo de transporte deriva de la importancia de los procesos de generación, distribución y gasto en bienes de consumo, del ingreso disponible de las familias, como mecanismos de transferencia de un choque externo sobre las variables económicas de las demás actividades productivas.
Las ventas foráneas del subsector 336 tienen una influencia relevante sobre el ingreso disponible de los hogares, la cual asciende a 7.2% en el ámbito nacional y 8.1% en las tres entidades del Noreste. Esta participación en el ingreso es mayor en los hogares de ingresos más elevados. Así, el grupo de ingreso más bajo (decil 1), obtiene 4.4% de sus ingresos de este sector, en tanto el grupo con las percepciones más altas (decil 10), reciben 7.5% de sus ingresos de esta actividad (los porcentajes equivalentes para los hogares del noreste son de 6.7 y 8.3%, respectivamente).
Con la electrificación del tren motriz de los automóviles, se reducirán significativamente las partes y componentes mecánicos de los mismos. El valor agregado por la manufactura, nuestra principal fortaleza, perderá peso relativo en la nueva cadena de valor de la industria. Nuestro mercado natural de destino, Norteamérica, se estancará. Por supuesto, surgen nuevas oportunidades, la pregunta es: ¿Estamos preparados para aprovecharlas?
*Investigadores nacionales del Conacyt, adscritos al Centro de Investigaciones Socioeconómicas de la Universidad Autónoma de Coahuila