Una nueva ronda de estímulos
Conforme la economía de Estados Unidos ha comenzado su proceso de reapertura, el número de nuevos casos de Covid-19 ha repuntado de manera considerable en varios estados de la Unión Americana. El número de nuevos casos diarios en esta segunda ola alcanzó un máximo de 54,500 el 2 de julio, superando ampliamente el máximo de 36,400 casos observados en la primera ola el 24 de abril.
El fuerte repunte en el número de casos ha obligado a algunos estados a dar marcha atrás en algunas de las medidas de reapertura, incluyendo el cierre de bares y restaurantes en algunas regiones y la actividad económica ha empezado a desacelerarse después del fuerte repunte observado en mayo y junio.
Ante esta situación, algunos especialistas han revisado a la baja su pronóstico de contracción económica en Estados Unidos para el 2020 siendo Goldman Sachs la más reciente. Goldman Sachs redujo su estimado a una contracción de 4.6 desde 4.4% anticipando un estancamiento para julio y agosto en la trayectoria ascendente del consumo observada en mayo y junio.
A pesar del incremento en el número de casos y las nuevas medidas de distanciamiento social en algunos estados, los mercados mantienen una tendencia ascendente ante la expectativa de mayores estímulos por parte de las autoridades financieras.
A la fecha, el gobierno ha implementado un paquete de estímulos fiscales por un monto de 3 billones de dólares (equivalente a aproximadamente 12% del PIB) implementados en tres fases. Por otro lado, la Fed ha implementado un programa de estímulos monetarios que incluyen la reducción de las tasas de referencia a cero —y la promesa de mantenerlas ahí hasta por lo menos el cierre del 2022— en conjunto con un plan ilimitado de inyecciones de liquidez a través de la compra de instrumentos financieros en el mercado incluyendo bonos gubernamentales, hipotecarios y corporativos.
Desde el 11 de marzo, la Fed ha inyectado aproximadamente 2.3 billones de dólares de liquidez a los mercados, lo cual equivale a aproximadamente a 9% del PIB. En gran medida, estos estímulos son los que han alimentado la expectativa de una recuperación robusta y también han llevado a los mercados a niveles cercanos a sus máximos históricos a pesar de que la economía de Estados Unidos se encuentra en su peor recesión desde la Gran Depresión.
Ahora, los mercados esperan que las autoridades financieras de Estados Unidos pongan más gasolina en la forma de estímulos adicionales. La memoria de la ausencia de una ronda adicional de estímulos en el 2011-12 —que contribuyó a una recuperación económica lenta e intermitente— sigue fresca.
Sin embargo, hay un importante debate sobre cómo será la siguiente fase de estímulos. Es prácticamente un hecho que se extenderá el Programa de Protección a Nóminas (Paycheck Protection Program) pero todavía no se sabe si se hará de manera indiscriminada o solamente para ciertas industrias más afectadas por la pandemia.
Aunque la administración Trump busca implementar estímulos nuevos cuanto antes para mejorar sus probabilidades de reelección, el ala fiscalmente conservadora del Partido Republicano está tomando una postura de esperar y ver antes de inyectar más recursos.
Por otro lado, el Partido Demócrata busca impulsar un gran programa de inversión en infraestructura que no les interesa a los republicanos. Tomando en cuenta que este es un año electoral, lo más probable es que se apruebe un nuevo paquete de estímulos. De no ser así, la economía, y sobre todo los mercados, sufrirán.
Por vacaciones esta columna se volverá a publicar el 28 de julio.