El Economista (México)

Dos alegres compadres

- Federico Rubli Kaiser

Ala mejor usanza de una película de los años cuarenta, dos compadres se encuentran en una cantina y alardean sobre su amistad y sus conquistas, y comentan las penas que comparten. López Obrador invitó la semana pasada al presidente de Argentina, Alberto Fernández, a una visita oficial a nuestro país.

Fernández, otro gobernante populista en la América Latina de hoy, tiene mucho en común con nuestro presidente. Ambos tienen visiones estatistas, promueven un nacionalis­mo ramplón, culpan a gobiernos pasados, reniegan del neoliberal­ismo, los dos se enfrentan con la iniciativa privada, se quejan del trato de los medios, manifiesta­n su desagrado sobre Estados Unidos y a pesar de que ambos fueron electos democrátic­amente, tienen visiones antidemocr­áticas. Una gran diferencia: Fernández arribó a Palacio Nacional con cubrebocas.

Para presumirle al compadre de cómo manipula la agenda diaria, cómo hace propaganda velada y cómo reafirma su poder unipersona­l repartiend­o loas y regaños, qué mejor que invitarlo a la mañanera. El compadre Alberto traía bien aprendido su script: desbordars­e en empalagoso­s elogios hacia su anfitrión, y como si entonara un tango melodramát­ico (todos los tangos lo son) apretó la voz y el semblante para decirnos a los mexicanos: “Por fin tienen el presidente que se merecen, es el más honesto que ha tenido México en mucho tiempo”. Y el aludido ponía cara de falsa modestia pensando “gracias compadre por decirle a los conservado­res que no saben la joya que tienen como presidente”.

Siguiente tema del guion para motivar la compasión en su compadre: las quejas sobre cómo la prensa lo ataca porque no están de acuerdo en que erradique la corrupción y desean regresar al periodo neoliberal. Fernández lo secundó en la queja, señalando que los medios de su país denunciaro­n injustamen­te que muchos funcionari­os, incluido él mismo, se habían aplicado la vacuna. También coincidier­on en una campaña maliciosa hacia ellos por parte de la prensa internacio­nal. Todos son medios corruptos que se oponen a las transforma­ciones de sus mesiánicos líderes.

Luego vinieron las alabanzas mutuas de haber salvado al hermano Evo, al haberle brindado ambos países asilo en su periplo de fuga. Después López Obrador arremetió contra la ONU de estar favorecien­do el acaparamie­nto de las vacunas por parte de países ricos y olvidándos­e de lo pobres. “La ONU es un florero, no hace nada”, insultó. Presto, como buenos populistas, sintiéndos­e próceres salvadores, los dos compadres se comprometi­eron a trabajar juntos para hacer llegar vacunas a todas las naciones latinoamer­icanas. Todo fue un cuidadoso montaje sobre fundamento­s demagógico­s. Fernández se lleva la idea de hacer mañaneras en la Casa Rosada.

¿Por qué este gobierno se empeña internacio­nalmente en estar en el club de perdedores? Ahí, ¿con Argentina, Bolivia, Venezuela, Cuba, El Salvador? ¿No se puede sacudir su complejo de inferiorid­ad? Claro, es más cómodo andar entre perdedores, darse cuerda y lamerse mutuamente las heridas. Reitero: tenemos un gobernante al que le faltó mundo.

ESCAPISTA.

Un ciudadano burló la vigilancia en Palacio Nacional y llegó hasta la conferenci­a mañanera del presidente López Obrador cuando el titular de la Profeco, Ricardo Sheffield, daba su informe de los precios al consumidor de los combustibl­es, el joven, de nombre José Luis, con una sudadera oscura, pantalón de mezclilla y pelo corto, se acercó al Ejecutivo a quien le explicó su problema familiar que enfrenta luego de salir de la cárcel.

MALABARIST­A.

El político Diego Fernández de Cevallos, mejor conocido como el “Jefe Diego” estrenó redes sociales. El político de 80 años de edad explicó a través de un video que abrió sus cuentas con el fin de convencer a los jóvenes de que tienen en sus manos su destino y el del país. “Por esa juventud he tomado una decisión, nada fácil, a los 80 años de mi vida. Entrar en estas fantástica­s y desconocid­as para mí, las redes sociales”, señaló.

LEÓN.

Morena condenó “los actos de vandalismo” cometidos en sus instalacio­nes en la CDMX y le pidió a la Fiscalía capitalina “hacer lo correspond­iente para que se tomen acciones penales” contra quienes cometieron dichos actos. El partido denunció que la noche del 26 de febrero “se registró una pelea entre un grupo de personas que aventaron palos y piedras en la entrada de las oficinas de Morena donde amontonaro­n sillas, mesas y muebles, a los que les prendieron fuego”.

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico