El Economista (México)

Agua: la crisis que viene

- Diego Petersen Farah (diego.petersen@informador.com.mx)

El futuro nos alcanzó. Muy pronto en el estiaje, el SIAPA anuncia tandeos, una palabra que no les gusta a las autoridade­s pero que describe perfectame­nte el fenómeno: 213 colonias no tendrán servicio constante durante los próximos meses. Como siempre, los más afectados, si no es que los únicos, serán los más pobres, los que no tienen en sus casas capacidad para almacenar agua en una cisterna (aljibe, decimos los tapatíos). Que nadie culpe al clima que, si bien es cierto que el cambio climático tiene un efecto, los periodos secos son cíclicos y nadie puede llamarse a la sorpresa. Lo único permanente en esta historia ha sido la incapacida­d de nuestra clase política para tomar decisiones. La historia, por cierto, la conocemos de sobra: si se hubiera construido el acueducto entre la presa de El Salto y la de Calderón en los años 90, tendríamos mayor capacidad para abastecer esta zona de la ciudad hoy en problemas; si se hubiera hecho el segundo acueducto de Chapala a Guadalajar­a no tendríamos las pérdidas que implica usar el canal a cielo abierto; si se hubiese concluido la presa El Zapotillo, a cualquier altura, y el sistema de bombeo de El Purgatorio, estaríamos ya aprovechan­do las aguas del Río Verde. Pero no, hoy tenemos estas dos mega obras detenidas (Zapotillo y Purgatorio), una presa llena y sin utilizar( El Salto) y un acueducto azolvado al que no podemosdar­le el mantenimie­nto que requiere porque nunca construimo­s el segundo. Cualquiera que escuche la historia de las no decisiones sobre el agua en Guadalajar­a diría que nos lo merecemos. No habiendo abasto suficiente, las decisiones pasan necesariam­ente por administra­r la escasez. Esto es, reducir el consumo y aumentar la eficiencia de la red. Para bajar el consumo per cápita, la única salida es una política tarifa ria que, subsidiand­o lo que se tiene que subsidiar, cobre lo que tenga que cobrar para así incentivar el ahorro. Para tener una red con menores pérdidas (siempre las habrá) hay que invertir en ellas. Contaminad­os por la lógica política, en los últimos años se han tomado las decisiones contrarias: se detuvo la política tarifaria que se venía aplicando en los primeros años del Gobierno del sexenio pasado y este año se redujo el presupuest­o al SIAPA, con lo que habrá menos inversión en mantenimie­nto de redes y recuperaci­ón de caudales. Viene un estiaje, y quizá un ciclo, de varios años complicado­s donde muchos tapatíos sufrirán escasez de agua con todo lo que ello significa en materia de salud y calidad de vida. Demos gracias por ellos a nuestra clase política. Nota al margen. Murió Alfonso Hernández Hernández, cronista de Tepito. Lo escuché por primera vez en Torreón en 1984. Él era el joven promotor de Tepito Arte Acá y yo estudiante; me impresionó más que ninguno en aquel encuentro de académicos de la comunicaci­ón. Técnico del Poli, prefirió dedicar su vida a conocer y dar a conocer su barrio por el que trabajó incansable­mente como, decía él, “hojalatero social”. Creador del periódico “El Ñero”, de un “diplomado en albur fino” y del Centro de Estudios Tepiteños, Alfonso fue ejemplo de compromiso con su identidad barrial. Descanse (o siga trabajando) en paz en el Tepito del más allá.

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