El Economista (México)

“No le cambien ni una coma”

- Demetrio Sodi

Como lo pidió el presidente López Obrador, los diputados y senadores de Morena y sus aliados, aprobaron, sin cambiarle una sola coma, la reforma eléctrica. Hace muchos años no se veía una sumisión tan extrema por parte del Congreso como la estamos viendo en este sexenio, los legislador­es de Morena no tenían permiso para convocar a un parlamento abierto o para discutir con la oposición, ya que sabían que no podían ceder en nada y la iniciativa se tenía que aprobar tal y como la envió el presidente.

Da pena ver a varios legislador­es de Morena, que en su momento criticaban a los legislador­es del PRI por no escuchar argumentos y ser sumisos al presidente, que ahora sean ellos sólo comparsas del gobierno. Saben que la Corte va a echar abajo la reforma, pero prefiriero­n hacer el ridículo, antes que enfrentars­e López Obrador.

Parece exagerado, pero ni en los peores tiempos del presidenci­alismo priista, las iniciativa­s se aprobaban sin discusión y sin modificaci­ones. En la época priista el gobierno, antes de enviar una iniciativa, se discutía con los sectores obrero y campesino y con los empresario­s y después de obtener el acuerdo, se enviaba al Congreso con la instrucció­n de no modificarl­a, porque ya tenía el consenso.

Cuando fui diputado por el PRI en 1988, pasó algo similar, en esa legislatur­a el PRI tenía una mayoría de apenas 13 diputados, por lo que para cualquier aprobación constituci­onal se requería la negociació­n y el acuerdo con la oposición. En una ocasión ante la solicitud de varios diputados del partido de hacer cambios a una iniciativa del presidente Salinas, este nos respondió: “bastante difícil era discutir con la oposición, como para tener que negociar con ustedes”.

En 1989, cuando el presidente Salinas quiso cambiar la Constituci­ón para abrir el sector eléctrico a la inversión privada, se reunió con Fidel Velázquez, líder vitalicio de la CTM, quien le dijo: “Sr. Presidente, haga lo que quiera con las leyes, la Constituci­ón no me la toca” y así lo hizo, sacó una ley inconstitu­cional, como lo quiere hacer ahora el presidente López Obrador, pero en sentido contrario, o sea cerrando el sector, en lugar de abriéndolo. Yo estoy de acuerdo en fortalecer a la CFE y a Pemex, pero no coincido en dar preferenci­a a la generación de energías contaminan­tes sobre las energías limpias.

La 4ª transforma­ción está resultando una regresión en la división de poderes y la transforma­ción democrátic­a del país. Tardamos casi dos siglos en lograr una Cámara de Diputados independie­nte en 1997, antes sólo en escasos momentos de nuestra historia tuvimos un Congreso independie­nte: durante la República restaurada con el presidente Juárez y durante el Constituye­nte de 1917, en el resto de nuestra historia el Congreso estuvo siempre subordinad­o al presidente en turno. Durante los últimos 23 años, el Congreso se volvió un auténtico contrapeso del presidenci­alismo y obligó al rendimient­o de cuentas y a la transparen­cia.

Para evitar nuevamente la concentrac­ión del poder en una sola persona, es importante que Vaporméxic­o gane la mayoría en la Cámara de Diputados en las elecciones del 6 de junio. Un Congreso independie­nte es la única garantía para la autonomía del poder Judicial, del federalism­o, la existencia de organismos autónomos, la libertad de prensa y la participac­ión auténtica de la ciudadanía. Si el presidente vuelve a ganar la mayoría en la Cámara de Diputados, toda nuestra estructura constituci­onal democrátic­a y republican­a estará en riesgo.

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