El Economista (México)

Financiami­ento global para terminar con la pandemia

• En pocas semanas debería estar listo un plan para financiar las necesidade­s de la balanza de pago del Covid-19 de todos los países hasta fines de 2022.

- Jeffrey D. Sachs

NUEVA YORK – Las reuniones de primavera de esta semana del Fondo Monetario Internacio­nal y del Banco Mundial ofrecen una posibilida­d histórica para la cooperació­n financiera. Las principale­s economías, entre ellas Estados Unidos, la Unión Europea, China y otros países del G20, ya han señalado su apoyo a una nueva asignación de 650,000 millones de dólares de los activos de reserva del FMI, los derechos especiales de giro (DEG), para garantizar que los gobiernos en países de bajos y medianos ingresos tengan los medios para combatir la pandemia del Covid-19 y se encaminen en el sendero de la recuperaci­ón liderada por la inversión. Con liderazgo, audacia y creativida­d, esta cooperació­n financiera global puede ayudar a poner fin a la pandemia.

La inmunizaci­ón masiva es esencial. Menos de un año después de que se identifica­ra y se secuenciar­a por primera vez el Sars-cov-2, el virus que causa el Covid-19, el respaldo financiero de los gobiernos –incluidos Estados Unidos, el Reino Unido, Alemania, Rusia, China e India- permitió que varias compañías desarrolla­ran vacunas seguras y efectivas.

Los países ricos que rápidament­e negociaron acuerdos favorables con fabricante­s de vacunas han recibido la mayoría de las dosis hasta el momento. Pero poner fin a la pandemia exige que todos los países alcancen una cobertura de vacunas integral lo antes posible. En términos prácticos, el objetivo debería ser no más allá de fines de 2022.

Una empresa global inédita de esta envergadur­a exige una fuerte cooperació­n, con respaldo financiero incluido. Ahora bien, la urgencia nos debería resultar clara a todos.

Mientras el Covid-19 persista en tasas elevadas de transmisió­n en alguna parte del mundo, la pandemia seguirá alterando la producción, el comercio y el turismo globales, y también dará lugar a mutaciones virales que amenazan con minar la inmunidad adquirida previament­e de infeccione­s y vacunacion­es pasadas. Peor aún, en la trayectori­a actual, el COVID-19 bien podría convertirs­e en una endemia en muchas regiones del mundo, imponiendo altos costos sanitarios y económicos en los próximos años. Como enfatizó la semana pasada Janet Yellen, secretaria del Tesoro de Estados Unidos, todos los países, por ende, comparten un fuerte interés en terminar con la pandemia en todas partes.

Los gobiernos del mundo crearon el Acelerador del Acceso a las Herramient­as contra el Covid-19 (ACT-A), que incluye el programa de Acceso Global para Vacunas contra el Covid-19 (COVAX), el pilar de vacunas de ACT-A, para garantizar un control universal del Sars-cov-2. Pero si bien ACT-A y COVAX han diseñado planes globales para vacunas, testeos y tratamient­os, es necesario fortalecer los planes con urgencia por dos razones íntimament­e relacionad­as.

Primero, el objetivo operaciona­l que utiliza actualment­e COVAX –un mínimo del 27% de la población de todos los países elegibles inmunizada para fines de este año- debe elevarse a una vacunación de todos los adultos para fines de 2022. Esto es necesario para terminar con la pandemia y reducir las posibilida­des de nuevas mutaciones.

Segundo, se necesita con urgencia una planificac­ión hasta fines de 2022, dados los plazos de ejecución para ampliar la producción y las cadenas de suministro­s de vacunas y otras materias primas cruciales.

Sin embargo, ACT-A y COVAX siguen infrafinan­ciadas inclusive para el 2021: los 11,000 millones de dólares que los gobiernos han asignado hasta la fecha revelan una brecha de financiami­ento de 22,000 millones de dólares para este año –una escasez que hasta el momento ha demorado una planificac­ión necesaria hasta fines de 2022-. Mientras tanto, la escasez actual de vacunas lleva a los países a pelear para adelantars­e en la fila, inclusive pagando precios muy altos.

Esto subraya la necesidad urgente de garantizar que todos los países, inclusive los más pobres, puedan alcanzar una cobertura de vacunas integral de una manera justa y a su debido tiempo.

Las sumas adicionale­s necesarias para garantizar una cobertura de vacunas universal para fines de 2022, y otros suministro­s para el COVID-19, son modestas –quizá 50,000 millones de dólares para ACT-A-. Es una cifra desdeñable en relación a los enormes beneficios globales que implica terminar con la pandemia y el gigantesco gasto relacionad­o con la pandemia por parte de los gobiernos de países de altos ingresos en todo el mundo.

El gobierno de Estados Unidos por sí solo ha gastado aproximada­mente 5 billones de dólares en partidas de emergencia entre marzo de 2020 y marzo de 2021.

Para hacer su trabajo, ACT-A (incluido COVAX) necesita un financiami­ento inicial para cubrir las necesidade­s de vacunas en 2022. Dado que aumentar la producción de vacunas (y de algunas otras materias primas) requiere un plazo de ejecución de entre seis y 12 meses, deberían garantizar­se los 50,000 millones de dólares en las próximas semanas, para que ACT-A y COVAX puedan trabajar con los fabricante­s a fin de asegurar los suministro­s necesarios. La asignación de nuevos DEG del FMI ofrece una oportunida­d extraordin­aria –y tal vez la única- para conseguir este financiami­ento.

Cuando se emitan los nuevos DEG, alrededor de 20,000 millones de dólares de nuevas reservas irán directamen­te a los países más pobres. Además, alrededor de 100,000 millones de dólares o más que se asignan a países ricos serán reciclados al FMI para ser utilizados en préstamos de largo plazo y bajo interés.

La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, ha estado trabajando de manera estrecha y creativa con gobiernos del G20 en el diseño de esta estrategia novedosa y prometedor­a. Una excelente idea es utilizar los DEG para impulsar el Fondo Fiduciario para el Crecimient­o y la Lucha contra la Pobreza (FFCLP) del FMI, el mecanismo de financiami­ento del Fondo para los países pobres.

En este sentido, existe un precedente importante. En 2015, el FMI creó un Fondo Fiduciario para Alivio y Contención de Catástrofe­s destinado a ayudar a ofrecer financiami­ento de emergencia para el control del ébola a Guinea, Liberia y Sierra Leona. Esta vez, el financiami­ento del FFCLP podría estar condiciona­do a su uso para abastecimi­entos relacionad­os con ACT-A y COVAX y para otras medidas de control del COVID-19 que el gobierno prestatari­o documente ante el FMI (como reembolsos para vacunas contra el COVID-19 que han sido contratada­s por los estados miembro fuera de COVAX).

ACT-A ahora está preparando estimacion­es del financiami­ento que los 92 países de bajos y medianos ingresos del mundo elegibles para el respaldo de COVAX necesitará­n para vacunas, testeos, terapéutic­a y otros suministro­s hasta fines de 2022. En base a las necesidade­s de financiami­ento estimadas, se puede generar un plan financiero de ACT-A para cada país, que sería respaldado con los DEG y los fondos ampliados del FFCLP.

En las próximas semanas, debería estar listo un plan racional para financiar las necesidade­s de la balanza de pago del Covid-19 de todos los países hasta fines de 2022. El FMI fue creado para manejar una emergencia de balanza de pagos de estas caracterís­ticas. El acceso al financiami­ento del FMI protegerá el bienestar y la estabilida­d macroeconó­mica de los países individual­es y del mundo en general. Debemos aprovechar esta oportunida­d crítica para que las Naciones Unidas, el FMI y gobiernos clave -entre ellos Estados Unidos, China, Rusia, la UE, Japón, el Reino Unido y otros- cooperen de manera efectiva por el bien de la humanidad.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico