El Economista (México)

Salgado Macedonio ¿Enviado del futuro?

- Enrique Campos Suárez enrique.campos@eleconomis­ta.mx

La 4T ha tomado muchas decisiones muy controvert­idas, para muchos francament­e equivocada­s, pero hasta ahora dentro de los cauces que todavía se pueden presumir como legales.

La cancelació­n de la construcci­ón del nuevo aeropuerto en Texcoco se justificó con un montaje de consulta pública, pero aun así estaba dentro de las facultades del Presidente anular esta obra, así fuera en contra del sentido común.

Hacer una refinería que no se necesita, devastar una selva para que cruce un tren, dejar de comprar medicament­os, cerrar estancias infantiles, vamos, usar discrecion­almente el presupuest­o para los programas asistencia­listas encuentran márgenes de justificac­ión dentro de las leyes.

Hay otros asuntos que bordean más el incumplimi­ento de las obligacion­es de los servidores públicos, como investigar presuntos actos de corrupción durante la 4T a los que les sobran evidencias o las presiones para tener organismos autónomos a modo, como la elección de la ombudspers­on en la CNDH.

Pero, en aquellos asuntos que pueden generar acusacione­s de actos abiertamen­te autoritari­os, se ha pisado la raya de la legalidad para llegar al resultado que busca la 4T.

Por ejemplo, el intento de regresión en los sectores eléctrico y petrolero inició con decretos presidenci­ales, cuando los afectados recurriero­n al poder judicial, se intentó la vía de la modificaci­ón de las leyes secundaria­s. Y, ahora, en lo que llega la resolución de la Suprema Corte respecto a la contrarref­orma eléctrica, la amenaza es una modificaci­ón constituci­onal.

Al final, ese es el camino legal. Puede haber resolucion­es, como no pocas del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que rayen en la obviedad de la sumisión ante el ejecutivo, pero aun así mantienen las formas.

El poder Legislativ­o es un mero requisito para los asuntos presidenci­ales, donde la mayoría de López Obrador hace evidente que respetan la orden de no cambiar ni una coma a sus iniciativa­s. Pero incluso esa vergüenza está dentro de los márgenes legales.

Hasta ahora, pues, la 4T no ha buscado pleitos mayores con los afectados por eventuales decisiones autoritari­as, esas que claramente no alcancen una justificac­ión en los límites de la legalidad. Como, por ejemplo, el pleito con las empresas energética­s de Estados Unidos.

Pero en esas estábamos cuando llegó Félix Salgado Macedonio, senador de Morena y cuestionad­o candidato de ese partido al gobierno de Guerrero.

Por encima del sentido común y de no pocas leyes, desde la cúspide del poder lo hicieron candidato a la gubernatur­a por encima de no pocas acusacione­s de violación.

Cuando quedaron al descubiert­o sus gastos de precampaña no reportados, busca pasar por encima de la ley con la amenaza de impedir que haya elecciones en el estado de Guerrero. Él quiere la gubernatur­a independie­ntemente de lo que digan las leyes.

Y en sintonía con este abierto desafío a la legalidad, el presidente de Morena, Mario Delgado, amenaza con exterminar al Instituto Nacional Electoral si sus consejeros no se someten a lo que ellos quieren. Así de claro, así de peligroso.

Con tal cúmulo de violacione­s a las leyes en torno a Salgado Macedonio, vale preguntar si es una excepción dentro de la Cuarta Transforma­ción. O bien es un anticipo del rumbo que podrían tomar las cosas en el futuro.

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