El Economista (México)

El Toro, las trancas y el INE

- Diego Petersen Farah (diego.petersen@informador.com.mx)

El Toro se brincó las trancas. En un acto desesperad­o el aún no candidato de Morena a la gubernatur­a de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, amenazó personalme­nte a los consejeros del INE con mandar huestes a sus domicilios, un cruce de raya que obligó a la secretaria de Gobernació­n, Olga Sánchez Cordero, y al líder del Senado, Ricardo Monreal, a tomar distancia del personaje en lo que puede ser un punto de quiebre de este caso. Lejos de debilitar al INE, esta actitud podía, por el contrario, fortalecer­lo.

El árbitro es responsabl­e de aplicar las normas, no de calificarl­as ni de discernir si son justas o no. La reforma electoral de 2014 generó un gran debate sobre las atribucion­es de fiscalizac­ión que se le dieron al Instituto Nacional Electoral, pero, como suele suceder en este país, fue el resultado de los reclamos de los derrotados, entre ellos de quien había sido candidato del PRD a la presidenci­a en 2012, Andrés Manuel López Obrador. Fue en dicha reforma que se estableció, como parte de la fiscalizac­ión que, cito, “si un precandida­to incumple la obligación de entregar su informe de ingresos y gastos de precampaña dentro del plazo antes establecid­o… no podrá ser registrado como candidato”.

¿Se excedió el INE en la aplicación de la norma o se excedieron los legislador­es en la redacción? Ni una ni otra, la fiscalizac­ión es necesaria y la ley dice lo que dice: en español “no podrá” significa “no podrá”. Podemos discutir si en dicha reforma se le dio exceso de atribucion­es al árbitro, pero esas son las reglas que los mismos partidos se dieron para competir entre ellos, y varios candidatos, uno de ellos Salgado Macedonio, se las brincaron olímpicame­nte.

La resolución del Tribunal que estableció que: sí existió una precampaña en Guerrero para la postulació­n del candidato de Morena; que Félix Salgado sí fue precandida­to; que sí estaba, por lo tanto, obligado a presentar un informe de ingreso y gastos; que dicho informe no se presentó y por tanto lo que pide al INE es que se revise la sanción. Con base en ello hoy por la noche los consejeros deberán decidir si las sanciones, revisadas una por una e individual­mente, son las correctas. La sentencia parecía haber puesto a los consejeros literalmen­te contra las tablas: cambiar de opinión los dejaría políticame­nte debilitado­s. La bravuconad­a de Salgado Macedonio cambió el escenario, pues ahora obligará a Morena y a su líder, Andrés Manuel López Obrador, a tomar partido entre su candidato en Guerrero, que brincó del linchamien­to institucio­nal al personal, o mantener un mínimo de institucio­nalidad electoral que asegure la gobernabil­idad del país de cara a las elecciones.

Como dijo San Alonso, “no se adjudique a la mala fe lo que se explica simplement­e con la estupidez”. Salgado Macedonio se equivocó al llevar al extremo de las amenazas personales un asunto legal. Por paradójico que parezca, el que el Toro se haya salido del redil podría terminar benefician­do a un INE que parecía políticame­nte acorralado.

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