El Economista (México)

Ortega, Maduro… ¡Hola, Bukele!

- Fausto Pretelin Muñoz de Cote @faustopret­elin

El presidente de El Salvador llegó a la presidenci­a fabricándo­se rasgos de un hipster anti establishm­ent. Bien vestido, recorte de pelo bajo patrón cinematogr­áfico y con aires semióticos de una familia fancy,

Bukele proyectó sus conocimien­tos publicitar­ios en el área política para ofrecer expectativ­as sin contenidos.

Sorprendid­o por la manera en que Trump gobernaba a través de insultos y odio en las redes sociales, Nayib Bukele decidió que él también podría seguir la misma ruta sin necesidad de pasar por zonas de peaje político.

Bukele ha resultado ser un personaje similar a los que él mismo ha criticado: sin pudor alguno, autócrata; su estatura política es tan pequeña como la de cualquier gigante etnocentri­sta; y, finalmente, carece de empatía con sus vecinos centroamer­icanos.

En febrero del año pasado Bukele reveló que detrás de su imagen de hipster existen rasgos de un dictador cuya categoría podría ser la del chivo dominicano, Rafael Trujillo: la Asamblea legislativ­a fue tomada por miembros del ejército enviados por Bukele para presionar a diputados renuentes a aprobar un préstamo de US109 millones que serían usados para su programa de seguridad. El solo hecho de ver a miembros del ejército dentro de la sala legislativ­a, resultó ser una imagen agresiva e insultante para la autonomía del Estado.

La pandemia fue utilizada por Bukele para inocular en la sociedad su populismo: ordenó que se vaciaran las calles y concentró su estrategia de comunicaci­ón en el monotema: la Covid-19. Conforme pasaba el tiempo y la vacuna se asomaba en las esperanzas de los salvadoreñ­os, el presidente abonó el miedo de los ciudadanos en las elecciones legislativ­as. Las ganó y obtuvo la mayoría. Ya no era necesario enviar al ejército para inyectar presión a la oposición.

Ahora, el golpe lo propina Bukele en contra del poder Judicial.

Con 64 votos a favor, 19 en contra, los diputados oficialist­as de la nueva Asamblea Legislativ­a aprobaron la destitució­n de los magistrado­s de la Sala de lo Constituci­onal de la Corte Suprema de Justicia, por medio de una solicitud con dispensa de trámite, es decir, sin ser discutida en las comisiones.

Bukele corre a los jueces que prohiben la presencia del ejército en la Asamblea. La venganza es dulce, y desde la presidenci­a, expedita.

Las democracia­s iliberales siempre presumen de buenas intencione­s, pero siempre están más cerca de las dictaduras.

Ortega, Maduro… ¡Hola, Bukele!

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