AMLO: es o no es un hombre de Estado
El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido, ante todo, un luchador social que tuvo que enfrentar la fuerza del Estado mexicano que, por décadas, estuvo empeñado en que no ascendiera al poder. Finalmente logró llegar a la presidencia encabezando un movimiento que se quiere mostrar ante la sociedad fundamentalmente como de izquierda. Pese a traer al Estado literalmente encima, ganó de manera contundente las elecciones federales, el Congreso y la mayoría de los estados. Bajo esta circunstancia, comenzaron a propagarse rumores queriendo esbozar la existencia de un talante autoritario en el nuevo régimen. No es lo mismo la lucha electoral, que el ejercicio contundente de la autoridad, que aplica todos los días contra los intereses creados, y, las decisiones de Estado. Puede ser debatible la actitud del presidente en los temas electorales y en la forma de ejercer su autoridad, sin embargo, en los aspectos torales de nuestro Estado, ha demostrado decisiones sensatas:
1.- Banco de México. El presidente ha decidido proponer ante el Senado de la República miembros de la Junta de Gobierno con trayectorias impecables que si bien no son egresados de la universidad que llegó a ser dominante en el banco, sí garantizan plenamente la pluralidad de criterio, enriqueciendo el debate sobre política monetaria sin siquiera poner en riesgo la autonomía del banco.
2.- INE. En honor a la verdad hay evidencia de que en el pasado se interpretó mañosamente los conceptos de “gobernabilidad” y “consenso” para nombrar consejeros electorales afines a los partidos otrora dominantes y así se nombraron consejeros a reparto con algunas excepciones. Como respuesta natural explicable, el partido Morena pudo hacer en su oportunidad en el gobierno, exactamente lo mismo que se hacía antes. Nadie en su sano juicio podría haber criticado esta actitud. No obstante, con base en la información disponible, Norma Irene de la Cruz Magaña, Carla Astrid Humphrey Jordán, José Fernando Faz Mora y Uuckib Espadas Ancona son representantes ciudadanos, expertos en campo electoral y sin tinte partidista.
3.- Sistema de Pensiones. Tanto el sistema público como el privado están técnicamente quebrados. La falta de reforma de fondo en ambos sistemas, tienen en riesgo el ahorro de largo plazo y a las finanzas públicas. Sin embrago, las afores manejan la nada despreciable suma de 4 billones de pesos. El sistema de afores nunca debió haberse entregado a los bancos que, con su capacidad de influencia política, lograron recibir el control concentrando innecesariamente el riesgo y la riqueza. Lo anterior pudo ser una magnífica oportunidad para que cualquier gobierno democrático de izquierda ejerciera su poder y apropiarse del sistema en lo que sería un punto de no retorno para el país.
Con ganas de encontrar los temas positivos en la situación política nacional, podrías afirmar que hasta ahora no ha sido lo mismo el ejercicio administrativo del gobierno (cobrar impuestos o impulsar una agenda), las campañas electorales, que las decisiones de Estado que se han tomado hasta el momento.