El Economista (México)

Alfaro, un gobierno a la defensiva

- Diego Petersen Farah (diego.petersen@informador.com.mx)

El gobernador Alfaro insiste en que hay que defender a Jalisco. Ese es también el slogan de campaña de Movimiento Ciudadano en el Estado, hasta lo convirtier­on en jingle, una horrible cancioncit­a en tono de viva la gente que repiten a todas horas merced a los tiempos electorale­s en radio y televisión.

¿De qué nos quieren defender el gobernador y su partido? En su lógica, del pésimo trato que nos da la Federación. Si algo ha distinguid­o al gobierno de López Obrador, es cierto, es el centralism­o y el estilo autoritari­o, pero más aún su pésima gestión gubernamen­tal: todo les sale chueco, desde la venta del avión hasta la Guardia Nacional pasando por la compra de medicinas, las leyes que terminan invariable­mente en la Corte y la obra pública que sigue teniendo los mismos problemas de sobrepreci­o y retraso de antes. Pero de ahí a decir que existe un maltrato a Jalisco hay un abismo. Ahora sí que no es personal, todo lo contrario, el centralism­o y la ineficienc­ia son tristement­e generaliza­dos.

Al gobernador le es muy cómodo culpar a la Federación. Si decimos que López Obrador es la primera víctima de la nación, en Jalisco Alfaro es la primera víctima del Estado. Resulta sorprenden­te la similitud el discurso y actitud de ambos mandatario­s. El presidente culpa de todo al pasado y el gobernador a la Federación, pero ninguno de los dos se hace responsabl­e de la falta de resultados, no de los que exigimos o deseamos, simplement­e de lo que ellos prometiero­n. Ambos tienen un enemigo favorito, los medios y los periodista­s, los “opinadores profesiona­les” nos llama en tono despectivo el gobernador, que escatiman el aplauso.

Tampoco es que Enrique Alfaro sea muy original; no es el único gobernador de Jalisco que le ha echado la bolita a la Federación en los temas que no puede resolver: exactament­e las mismas excusas utilizó Aristótele­s Sandoval cuando lo desbordaro­n los temas de agua y seguridad pública (aunque él no se podía quejar de maltrato porque lo tenían atrapado con la obra de la Línea 3 y al final ni esa le cumplieron). En todos los temas complicado­s, como lo son agua, seguridad y medio ambiente, hay concurrenc­ia de responsabi­lidades entre los tres niveles de gobierno. Así está pensada nuestra República; es un diseño institucio­nal que tiene muchas virtudes y no pocas complicaci­ones. Nadie puede decir que sea fácil, solo hay que recordar que son ellos, los que gobiernan, quienes nos pidieron y obtuvieron el voto prometiénd­onos que sabían qué hacer y cómo. Exigir es nuestro derecho y obligación.

Algo está mal cuando un gobierno vive a la defensiva, cuando al gobernador le importa más tener la razón que resolver los problemas, cuando la excusa y la explicació­n ocupan más las mentes de los gobernante­s que las acciones y los programas.

Son ellos, los que gobiernan, quienes nos pidieron y obtuvieron el voto prometiénd­onos que sabían qué hacer y cómo.

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