Museo del Chopo digitaliza su acervo gráfico y documental
Desde su creación en 1975, el Museo Universitario del Chopo ha sido detonante, testigo y custodio de los movimientos sociales disidentes de la Ciudad de México y las periferias. Son casi cinco décadas de acompañar expresiones artísticas y culturales no oficiales y de asumirse como espacio de conversación en favor de lo diverso, lo underground, lo “marginal”.
Tantas actividades convocadas por el Chopo, desde bazares, coloquios, conciertos, exposiciones, performances, presentaciones editoriales, han generado un acervo de más de 30 mil archivos gráficos y documentales de 1975 al 2020, muchos de colecciones particulares pero vinculadas con la historia del recinto, que se han comenzado a digitalizar y a poner a disposición del público a través del repositorio Desobediente.
“Es un ejercicio de democracia. Muchos de los grupos y personas relacionados con estos documentos no los crearon para que vivieran en un archivo, porque son expresiones bastante inmediatas, como son los volantes o los carteles, que fueron hechos para rolarse de mano en mano y cumplir con que las personas se interesaran en un evento. Pero de esto se pueden escribir y reescribir historias distintas. Nos interesa seguir digitalizando los documentos, detonar un diálogo con los usuarios para darle vida a los documentos, que no sea algo que quede en el fondo en internet”, declara a este diario la historiadora Graciela Ordoñez Alcalá, maestra en Bibliotecología y parte del proyecto para la integración de Desobediente.
Desde el boletín de prensa para anunciar el Primer Tianguis de Publicaciones Musicales y Discos, el 4 de octubre de 1975, que después se convirtió en el mítico Tianguis Cultural del Chopo, bajo la administración de Ángeles Mastretta, y carteles como el que anuncia el Ciclo Afroantillano de 1986, o el encuentro Sida y Derechos Humanos: Testimonios, Comentarios y Muro de Testimonios, en 1989, hasta una fanzinoteca con ejemplares nacidos de las prácticas autogestivas, el repositorio irá creciendo con el objetivo de denotar nuevas narrativas sobre las prácticas otrora consideradas “marginales”, muchas de las cuales ahora son necesariamente traídas a la palestra pública.
Carteles, fanzines,
documentos e imágenes buscan detonar nuevas narrativas sobre las contraculturas y las expresiones antes llamadas “marginales”, muchas legendarias, que se han agrupado en torno al proyecto universitario.