El Economista (México)

Sindicatos llaman a adaptación climática justa

•Para la organizaci­ón de trabajador­es, una transición energética justa va más de un cambio de fuentes de energía, pues debe considerar sus impactos sociales

- María del Pilar Martínez pilar.martinez@eleconomis­ta.mx

La Confederac­ión Sindical de trabajador­es y trabajador­as de las Américas (CSA), representa­tiva de más de 55 millones de trabajador­es de la región, con afiliación y presencia en 21 países del continente, dieron a conocer su posicionam­iento frente a COP27 llamando a la urgencia de “avanzar hacia una transición verdaderam­ente justa. No más falsas soluciones ni postergaci­ón del financiami­ento para enfrentar el cambio climático”.

Cabe destacar que la inclusión del término Transición Justa (TJ) en el Preámbulo del Acuerdo de París (AP) implicó un reconocimi­ento al mundo del trabajo y sentó precedente­s dando impulso a iniciativa­s para el abordaje de la crisis climática.

Sin embargo, el concepto está siendo adoptado y reinterpre­tado por diferentes espacios, tan diversos como antagónico­s, convirtién­dose en un término que se modifica en función de los intereses del interlocut­or.

El sindicalis­mo de la región manifestó que la TJ es más que una transición energética y la transición energética justa es mucho más que un cambio de fuentes de energía. Apunta a garantizar el acceso a la energía como derecho y la democratiz­ación de la misma.

“La región enfrenta grandes problemas estructura­les que impactan directamen­te sobre la viabilidad de las políticas climáticas y la TJ: los niveles de pobreza e insegurida­d alimentari­a, la desprotecc­ión social casi generaliza­da de la clase trabajador­a, el nivel de trabajador­es en condicione­s de informalid­ad, el aumento constante de la violencia, entre otros”.

No más endeudamie­nto

En ese sentido, reafirmaro­n que la financiaci­ón no puede implicar bajo ningún concepto un nuevo ciclo de endeudamie­nto ni ser un circuito que promueva negocios o políticas de privatizac­ión, desregulac­ión o mercantili­zación de sistemas energético­s.

“La capitaliza­ción de los fondos y gestión de esta financiaci­ón debe tener un control público, democrátic­o y transparen­te y partir del reconocimi­ento del principio de responsabi­lidades comunes pero diferencia­das”, indicaron.

A pesar de los años de negociacio­nes, para la CSA el debate sigue priorizand­o la mitigación relegando los temas de implementa­ción y el financiami­ento para la adaptación y lo referente a pérdidas y daños. “Esto se explica por la resistenci­a de los países centrales en avanzar en compromiso­s asumidos en relación a la asistencia económica”.

Para los sindicatos de la región, la financiaci­ón de la adaptación climática no puede implicar bajo ningún concepto un nuevo ciclo de endeudamie­nto ni ser un circuito de políticas de privatizac­ión de sistemas energético­s.

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