El Economista (México)

¿Por qué se ha salvado el Banxico de la 4T?

- Enrique Campos Suárez ecampos@eleconomis­ta.mx

El presidente Andrés Manuel López Obrador está a gusto con los halcones del Banco de México. Le gusta presumir al peso fuerte frente al dólar y desea que bajen las presiones inflaciona­rias para que pueda asegurar que fue todo gracias a su programa antiinflac­ionario. Alguien tratará de explicarle que eso es producto de la política monetaria restrictiv­a que sin titubeos ha asumido el banco central, él hablará de su logro personal.

Y como en materia de crecimient­o él y sus otros datos aseguran que este año vamos a crecer a 4%, pues realmente no le hace mella que el dinero tan caro pueda inhibir la expansión económica.

López Obrador critica agriamente a los neoliberal­es y tecnócrata­s, pero gusta de las políticas más ortodoxas de disciplina fiscal y monetaria, aunque en el discurso asegure lo contrario.

De hecho, hoy la Junta de Gobierno del Banco de México podría ser un caos del populismo si el Presidente pensara de otra forma. Porque hoy, cuatro de los cinco integrante­s de la Junta de Gobierno del banco central fueron propuestos por el propio López Obrador.

Ahora, es un hecho que el Banco de México es menos protagónic­o y vocal tras la llegada de Victoria Rodríguez Ceja como gobernador­a.

No solo por su ausencia total como una voz financiera de peso, sino incluso con la renuncia del Banxico a proyectar sus decisiones futuras en los anuncios de política monetaria. Eso sí es una lástima.

Ese hueco en la comunicaci­ón del banco lo han llenado básicament­e dos de sus subgoberna­dores. Literalmen­te, de un lado, Jonathan Heath y del otro, Gerardo Esquivel.

Heath, defensor del poder de las herramient­as monetarias para controlar la inflación, claramente ha chocado con las opiniones de Esquivel, quien se inclina a equilibrar la inflación con el crecimient­o.

Solo que, a diferencia de algunos economista­s y políticos de izquierda, López Obrador no comulga con la idea de tolerar inflacione­s más altas a cambio de procurar una tasa más alta de crecimient­o.

En esta época en que la Junta de Gobierno ha tenido que asumir una postura más restrictiv­a la voz discordant­e más clara ha sido la de Gerardo Esquivel quien en repetidas ocasiones ha votado en contra de incremento­s tan altos al costo del dinero.

Y es justamente el subgoberna­dor del autónomo Banco de México, Gerardo Esquivel, quien recibió la instrucció­n presidenci­al de hablar con el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, para que le consiguier­a un nuevo trabajo.

Sin sutilezas, lo mandaron como candidato sustituto a una elección, que México tenía perdida, para la presidenci­a del Banco Interameri­cano de Desarrollo y con ello dejaron debilitado al subgoberna­dor disidente con miras a tomar una última decisión de política monetaria a mediados de diciembre.

No es posible afirmar con contundenc­ia que la 4T no ha debilitado la autonomía del Banco de México, como lo ha hecho con el resto de las institucio­nes y como ahora mismo lo intenta con el Instituto Nacional Electoral. Pero al menos en el caso del banco central la visión neoliberal de López Obrador coincide con los expertos y el sentido común del lugar donde debe moverse hoy la política monetaria.

En el caso del banco central la visión neoliberal de López Obrador coincide con los expertos y el sentido común del lugar donde debe moverse hoy la política monetaria.

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