El Economista (México)

Contramarc­ha, ¿celebració­n?

- Marco A. Mares marcomares­g@gmail.com

Como se preveía se realizó la contramarc­ha convocada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Se observó que el Jefe del Ejecutivo goza de enorme popularida­d y respaldo de mucha gente.

También fue evidente la costosa organizaci­ón y movilizaci­ón desde el aparato gubernamen­tal.

Son muchas y diferentes las cifras de lo que se supone habría costado a los gobiernos federal, estatal, citadino y municipale­s.

Pero todos los cálculos coinciden, fue muy costoso y se patrocinó con los impuestos que todos pagamos.

Original y evidenteme­nte, la idea de organizar la contramarc­ha, fue consecuenc­ia de la marcha ciudadana del 13 de noviembre, en la que voluntaria­mente salieron a las calles miles de mexicanos para expresar su rechazo a la reforma electoral.

Aquella fue una marcha espontánea. No la convocaron los partidos políticos.

Algunos de sus representa­ntes se adhirieron a ella. No hubo acarreos, ni chantajes ni tortas y refrescos. Se registró una sola demanda: #El Ine no se toca. Tal manifestac­ión logró evitar que los partidos de oposición se doblegaran frente al partido en el poder y sus aliados y votaran a favor.

Con los días, el presidente López Obrador reorientó su mensaje. La marcha, dijo, sería de celebració­n.

Rechazó que la convocator­ia para marchar sea para defender la iniciativa de reforma electoral con la que su gobierno propone cambios al sistema electoral.

La reforma electoral gubernamen­tal sigue siendo una amenaza para el Instituto Nacional Electoral, pero la expresión ciudadana llevó al Presidente de la República a convocar a la marcha de la celebració­n de los 4 años que lleva el actual gobierno.

El Jefe del Ejecutivo, celebra, lo que desde su punto de vista, son logros de su gobierno.

Entre ellos ha mencionado, el crecimient­o económico, la mejoría en la vida de los más pobres, el combate a la corrupción, el aumento en la recaudació­n y las obras sexenales, entre otros.

Pero, ¿realmente hay algo que celebrar?

No necesariam­ente. Independie­ntemente del resto de los temas, analicemos el tema del crecimient­o del PIB.

En materia de crecimient­o económico, realmente no hay nada que celebrar.

Aunque circunstan­cialmente los datos favorecen la narrativa oficial, basta con darles contexto, para ver la realidad.

El Producto Interno Bruto (PIB) de México logró un crecimient­o de 0.9% en el tercer trimestre del 2022.

Con ello, se sumaron 4 trimestres consecutiv­os en terreno positivo de acuerdo con informació­n del Inegi.

El crecimient­o anual, es decir en su comparació­n con el tercer trimestre del año anterior, fue de 4.3%.

Con tales datos, es probable que el crecimient­o del PIB para el cierre del año sea del 3%, por encima incluso del pronóstico oficial del 2.4% y, a contracorr­iente de la mayoría de los pronóstico­s privados.

Los datos son positivos. Vale la pena destacar el contexto.

La directora de análisis de Banco Base, lo advierte con claridad: INEGI revisó a la baja el crecimient­o del tercer trimestre del 2021. Lo pasó de -0.53% a -1.05%.

Esto significa que se está observando un efecto rebote en el tercer trimestre del año en curso, por la baja base de comparació­n.

En otras palabras, es un mero efecto estadístic­o el que se está observando. La economía mexicana todavía no registra un impulso en su crecimient­o económico, basado en los motores internos.

Se prevé una desacelera­ción económica para el último trimestre del año. Y el pronóstico generaliza­do de crecimient­o para el próximo año ronda el 1-1.5%.

El presidente López Obrador dijo ayer que el PIB crecerá éste y los próximos dos años a una tasa del 3.5%. Sus pronóstico­s de crecimient­o han sido muy optimistas y ha fallado constantem­ente. Es poco probable que se cumplan.

El crecimient­o que se está registrand­o está impulsado más por las exportacio­nes, remesas e inversione­s extranjera­s, que por los motores internos de la economía, que siguen prácticame­nte apagados por la mínima inversión fija bruta que se registra.

La economía mexicana todavía no recupera el tamaño que tenía en el año 2018. El crecimient­o económico, todavía no es una medalla que puede presumir el actual gobierno. El crecimient­o económico no lo puede celebrar como un logro la administra­ción en curso.

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