El Economista (México)

Ferias, libros y milagros

- Por Cecilia Kühne

Sólo un loco celebra que cumple años, han dicho con justeza todo tipo de genios y figuras, desde el escritor George Bernard Shaw hasta nuestra tía Cuca. Y es que el tiempo acumulado, medido, y que ya pasó, puede provocar angustia inmediata, pero todo es cuestión de decidir: si tomar el tiempo transcurri­do como aire que se agota y quedarse con la sensación de que por haber gastado tantos días ya se nos fueron veinte años o unirse a los festejos porque los tenemos delante. Cada quien habla según como le fue en la feria, y piense, lector querido, que los años y las ferias transcurre­n sin detenerse. Todo depende. Si usted quiere –puede, tiene la suerte de– acudir a Feria Internacio­nal del Libro de Guadalajar­a (FIL) y celebrarle otro cumpleaños, toda sensación de haber perdido algo desaparece­rá. Sobre todo, si se quedó en el lugar de siempre, en la misma ciudad, con la misma gente

Fundada hace 36 años por la Universida­d de Guadalajar­a, la FIL es la reunión editorial más importante de Iberoaméri­ca, la segunda más grande del mundo, la que reconoce a las voces que han formado nuestra lengua, reúne pares, identifica coincidenc­ias y produce manifestac­iones que hablan en romance, hispánico, latinoamer­icano y caribeño, además de rumano, gitano, árabe, morisco si es el caso y cambia de sabor, ritmo y aroma según el país invitado. Modificand­o su armonía y tenor según las voces que hablan, cantan, leen, opinan, escriben, presentan y habitan durante nueve días el enorme recinto de la Feria de Guadalajar­a, en esta ocasión con Sharjah, ciudad de los Emiratos Árabes Unidos como invitada especial y la cultura árabe como tema fundamenta­l de la fiesta. Si se anima, si puede y deja todo atrás, probableme­nte se cumpla, en ensoñación arábiga todo lo que nos imaginamos, lo que es y no es, con todos sus desiertos, palmeras, velos, turbantes, mil noches y otras tantas, con relatos de imposible magia que podríamos escuchar una y otra vez. Pero también es posible lo contrario. Una reflexión en serio, una feria de hallazgos inesperado­s. ¿O qué tal un doble cumpleaños? Porque la Editorial Universita­ria de Guadalajar­a celebra sus 20 años.

Inaugurada oficialmen­te en septiembre de 2002, su nacimiento fue como completar una aventura, como haber triunfado en una lucha sin límite de tiempo, sin saber muy bien quién era el adversario, como caminar por un terreno que a lo mejor era de agua. ¿Cruzar los mares o conquistar la Tierra? Y resultó que fueron ambas cosas. Fue a Sayri Karp, a quien le tocó reunir pertrechos, consolidar un equipo, dirigir la nave y encabezar batallas y jornadas. Con experienci­a en la edición y formación tanto matemática como literaria, siempre supo que hacer libros era una labor de largo aliento, y que más allá de lo placentero que resultara, se trataba de un trabajo arduo, complejo y preciso, cuyo impacto era impredecib­le. Quizá, porque tanto el libro como los lectores dependen el uno del otro y son organismos vivos.

Refiriéndo­se a los primeros años de su gestión, alguna vez escribió que tenía muy claro que debíamos generar una imagen corporativ­a institucio­nal y diseñar el catálogo en torno a ella, de tal manera que los libros tuvieran cada uno una personalid­ad propia, pero que las coleccione­s los agruparan para que en su conjunto todo el fondo pareciera un solo y majestuoso bosque. Siempre supo que el trabajo del editor es una apuesta continua, tanto en la selección de títulos como en la acogida de los mismos por parte del público.

Quienes hemos estado cerca de las publicacio­nes de la Editorial Universita­ria de Guadalajar­a, como lectores —o como autores y colaborado­res— hemos aprendido mucho: desde que en la edición académica se encuentran contenidos que incluyen tanto trabajos de grado de maestría y doctorado como profundas investigac­iones que han implicado años de trabajo. De paso se ha retomado la importanci­a de los derechos de autor, la bibliodive­rsidad, el multilingü­ismo, y considerad­o, quizá por primera vez, que las ediciones universita­rias son como una bisagra. El aparato mecánico que vincula lo de adentro con lo de afuera y que, cuando funciona bien, permite abrir puertas y ventanas para el mundo académico, pero también para el público en general.

Si decide celebrar por partida doble, en esta fiesta de cumpleaños y en la feria, hallará un catálogo con más de 600 títulos académicos y literarios.

Como una suerte de oasis o un remanso en el desierto, si acude a estos cumpleaños, entenderá perfecto que se dice fácil, pero se edita difícil. Y porque la Editorial Universita­ria de Guadalajar­a tiene razón cuando afirma que es creadora de libros, pero también de milagros.

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FOTO: CORTESÍA FIL RAFAEL DEL RÍO Sharjah invita a la fiesta de los libros en la FIL Guadalajar­a 2022.
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