Diálogo por Venezuela: sin injerencias
La reactivación de la mesa de diálogo entre el gobierno de Nicolás Maduro y la oposición es una oportunidad para ingresar al mejor escenario venezolano: inicio de estabilidad. Caracas prepara los documentos para concretar el acuerdo firmado con la oposición en México, en el cual se aprobó realizar gestiones para recuperar los recursos económicos congelados en el sistema financiero internacional.
Luego de un año y medio sin haberse sentado en la mesa de negociación, bajo la mediación de Noruega, Venezuela, que ha recibido 927 medidas coercitivas unilaterales, empieza a recuperar sus recursos a través del diseño de un mecanismo que deja en evidencia el nivel de bloqueo sufrido en los últimos años, principalmente, desde que Donald Trump asumió la presidencia.
Tres mil millones de dólares serán destinados al sistema de salud, sistema eléctrico, educación y alimentación, además de atender la urgencia que provocó las lluvias en la segunda parte de este año.
La estimación del costo que ha sufrido la población venezolana desde 2014 asciende a más de 20,000 millones de dólares que fueron confiscados, robados o congelados, particularmente a través de nuestras principales empresas, incluyendo dos refinerías en Estados Unidos, una red de estaciones de servicio y refinerías en el Caribe que fueron confiscadas por el gobierno de Trump.
La condición que debe primar en la negociación es: la inexistencia de posturas injerencistas provenientes del exterior. Sólo el gobierno de Nicolás Maduro y los representantes de la oposición deberán definir la ruta crítica a seguir por ambas partes.
A través del diálogo y apelando al Derecho Internacional, se puede lograr un resultado positivo.
Durante la negociación del pasado sábado en la Ciudad de México, ambas partes anunciaron que se va a crear una comisión de verificación que se encargará de vigilar que se cumplan los acuerdos a los que lleguen al final de la ronda.
El presidente Gustavo Petro ha logrado transformar el ambiente de negociación. Con el anterior presidente, Iván Duque, el diálogo estaba encallado. Duque supo que las sanciones en contra de Maduro perjudicaron más a la sociedad que el propio Gobierno. Lo supo Obama respecto a Cuba, y resulta insólito que en la segunda década del siglo XXI se siga pensando en la eficiencia de las sanciones.
Por otra parte, la guerra en Ucrania ha removido el tablero geopolítico para Estados Unidos, pero sobre todo, para Europa.
Esperemos que las partes que intervienen en la negociación sepan poner sobre la mesa el desarrollo de Venezuela.
Es lo que más conviene en estos momentos de enorme incertidumbre a nivel internacional.
*Académico venezolano