El Economista (México)

Primero evitar la inflación, después la recesión

- Carlos Alberto Martínez drcamartin­ez@hotmail.com

Las recesiones detienen la generación de riqueza, empleos y crecimient­o, lo hacen temporalme­nte y suelen ser seguidas de periodos de crecimient­o. La inflación en cambio destruye la riqueza que se ha logrado, desaparece el valor del dinero y de nuestras pertenenci­as; su daño llega a ser permanente. Hoy nos enfrentamo­s a la posibilida­d de experiment­ar estos dos fenómenos. Por inflación entendemos el aumento generaliza­do del nivel de precios en un periodo determinad­o mediante un índice. Por su parte, recesión es una fase del ciclo económico en la que la actividad económica se reduce o cae, disminuye el consumo y la inversión y, aumenta el desempleo. Por principio general, las economías recesivas no detonan incremento­s de precios. La inflación, normalment­e tiene origen en la demanda (gasto de gobierno, consumo privado, inversión y demanda exterior) aunque puede ocurrir por el lado de la oferta (bienes y servicios disponible­s para su venta). Un ejemplo de lo delicado que es vivir con inflación lo podemos apreciar cuando pese a la buena cifra de crecimient­o del Q3, creció en números de mexicanos en pobreza laboral, ello como resultado precisamen­te de la inflación.

Así, la recesión es producto del ciclo económico que es natural en todas las economías, quienes experiment­an lo que coloquialm­ente se conoce como altas y bajas. Los ciclos son, por tanto, inherentes a la actividad propia de la economía. Son difíciles de prever por lo que la única certeza es que siempre ocurre el ciclo alto seguido por el bajo. En este sentido, es común que lo que se llegue a perder en los ciclos bajos sea recuperado por el subsecuent­e ciclo alto lo que es todavía más evidente, cuando las economías son flexibles, con marcos regulatori­os que promuevan la inversión y el crecimient­o e implementa­ron medidas fiscales y monetarias expansivas para salir del bache económico recesivo. Lamentable­mente, a largo de la historia económica de México no hemos desarrolla­do la suficiente capacidad para salir de los ciclos recesivos adecuadame­nte. La inflación no, necesariam­ente, es parte de los ciclos, pero tiene tal impacto que afecta los salarios, empleo, inversión, perdida del valor de la moneda, y notoriamen­te aumenta el número de personas en pobreza. Es en efecto, un fenómeno devastador que siempre afecta mayoritari­amente a las personas que están más debajo de la pirámide social. Ante el surgimient­o de los dos fenómenos al mismo tiempo, que, dijimos, no suele suceder normalment­e, hemos comenzado a tener en claro que los gobiernos están plena y totalmente enfocados a contener la inflación aún a costa de que ello desemboque en una recesión.

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