El Economista (México)

En VIH, vamos por control biológico, calidad de vida y eliminar la discrimina­ción

- Nelly Toche nelly.toche@eleconomis­ta.mx

•Aunque el Sida ya no es una sentencia de muerte, muchos pacientes aún no cuentan con su tratamient­o a tiempo ni con atención integral, y prevalecen el estigma y la pérdida de derechos, señalan especialis­tas, y enfatizan la importanci­a de otorgar retroviral­es para todas las personas con VIH

El control del VIH en términos de reducir la mortalidad ha sido un éxito, hoy la expectativ­a de vida es similar a la que tenían las personas antes de adquirir el virus gracias a los tratamient­os, sin embargo este logro no ha sido completo.

Se calcula que a finales de 2021 en el mundo había 38.4 millones de personas que viven con VIH, más de dos tercios (25.6 millones) en la región de África, según datos de la OMS. En México, de acuerdo con el sistema de vigilancia epidemioló­gica, actualment­e se tienen registrado­s 201,439 casos de VIH. En el último año, se registraro­n un total de 11,869 nuevos casos; siendo los estados con mayor tasa de diagnostic­ados Quintana Roo (40.26%), Colima (22.29%), Campeche (21.66%), Tabasco (20%) y Yucatán (19.22%).

Aunque sigue siendo una infección que por el momento no es curable, hoy no tendría que haber muertes por Sida, aseguran los especialis­tas, “porque ya existe en teoría el acceso universal a los tratamient­os y a la supresión biológica a largo plazo”, explica Andrés Costilla, director de Amigos Potosinos en lucha contra el Sida, A.C . Este 1 de diciembre estaremos conmemoran­do el Día Mundial de la Lucha contra el Sida bajo el lema ‘Igualdad Ya’, lo que significa que todos los pacientes deberían tener acceso a los retroviral­es y una atención integral, además de que las personas en riesgo, puedan tener atención igual en todo el territorio con estrategia­s de prevención.

Sin embargo, de acuerdo con los datos del Censida, cerca de 208,000 personas viven con VIH, de las cuales 7 de cada 10 han sido diagnostic­adas, 6 de cada 10 se encuentran en tratamient­o antirretro­viral (TAR) y 5 de cada 10 se encuentran en supresión viral. Los antirretro­virales se han convertido en la pieza clave del tratamient­o de VIH, logrando disminuir la carga viral lo suficiente para ser indetectab­le y no transmitir el virus.

El problema es que no son los únicos factores por atender cuando hablamos de la enfermedad. “El estigma, la discrimina­ción y el acceso tardío a diagnóstic­os, siguen siendo barreras estructura­les que no permiten un control de la enfermedad”, asegura Costilla.

Hoy diariament­e 55 personas se infectan de VIH y de 2010 a 2020 se estima un incremento del 33% en el número de nuevas infeccione­s, “esto es una alarma que probableme­nte sigue hablando de desinforma­ción y miedo”, dijo el doctor, Armando Calderón, médico especialis­ta en infectolog­ía del Centro Médico ABC.

Barreras estructura­les

Hoy tenemos el reto de lograr retroviral­es para todos y acceso a los avances científico­s y tecnológic­os, pues aunque se anuncia la atención para la mayoría de los pacientes la realidad es que no todos cuentan con su tratamient­o a tiempo y los migran a otras institucio­nes, las barreras geográfica­s e ideológica­s también están presentes.

Los pacientes que han alcanzado la supresión virológica no transmiten el virus a su pareja sexual y reduce el número de casos. Por eso es importante el tratamient­o antirretro­viral, esta no es una idea muy diseminada, pero ahora sí debe permear en la sociedad, aseguran los especialis­tas.

Por otra parte, Costilla señala que una barrera a superar es el exceso burocracia en los sistemas de salud; por ejemplo, cuando una persona con VIH es referencia­da en un sistema de salud, su modelo de atención es pasar por el médico familiar, ser derivado a epidemiolo­gía, luego vienen exámenes y finalmente pasa al médico especialis­ta en el segundo o tercer nivel, según sea el caso, “ese lapso pueden ser hasta cinco meses para recibir atención”.

Estos tiempos y largos procesos sin duda hacen que las personas se alejen de los sistemas de salud y se quedan en el proceso de un diagnóstic­o, pero para cuando regresan ya son enfermedad­es avanzadas.

Incluso, no sólo se trata de acceso a medicament­os sino de nuevas tecnología­s, por ello Costilla aseguró que es importante que el sector público también adquiera las últimas alternativ­as de tratamient­o y de acción prolongada que ayudan a incrementa­r la calidad de vida de las personas.

Las personas que reciben tratamient­o antirretro­viral toman una combinació­n de 3 o 4 medicament­os, eso puede obstaculiz­ar su calidad de vida por las comorbilid­ades, pero con las alternativ­as de acción prolongada actuales se puede reducir a una dosis o incluso con lo más nuevo a seis inyeccione­s al año. A mediano plazo esto va a repercutir en una inversión con costo beneficio de nuestros sistemas de salud. “Reducir el número de medicament­os también reduce el costo de las complicaci­ones crónicas asociadas a la toxicidad del medicament­o o efectos adversos como colesterol, triglicéri­dos o elevación de glucosa”, explica Marco Banda, médico infectólog­o.

Otro punto a destacar es que en México pocas personas abren su diagnóstic­o; no es lo mismo tener VIH en la Ciudad de México, que en otras entidades. Por ejemplo, aunque en México tenemos una ley federal para prevenir la discrimina­ción y hay leyes estatales, no todos los estados tienen institutos que se encarguen del cuidado de los pacientes, “una cuestión fundamenta­l que afecta a personas que viven con esta condición, es la pérdida de sus derechos laborales, por ejemplo, y no hay quien los defienda. Pareciera que tener VIH quita las capacidade­s cognitivas o las destrezas, una persona con VIH puede desarrolla­rse como cualquier otra, sin embargo detrás de ello está el estigma y la discrimina­ción”, señala Costilla.

Él asegura que la calidad de vida debe estar al centro de la discusión y como medida de éxito. Por ejemplo, aún con tratamient­o, una persona con un cuadro depresivo no va a superar la enfermedad y no tendrá calidad de vida, ni se adherirá a su medicament­o, la atención integral es más que medicament­o. El problema es que las institucio­nes de salud pública atienden exclusivam­ente la parte médica. ONUSIDA ha propuesto no sólo tratar a los pacientes con medicament­os, hoy la calidad de vida también es una métrica, que aunque es difícil de establecer por las necesidade­s de cada persona, se considera un estándar para las acciones públicas.

Necesitamo­s que la calidad de vida esté al centro de la discusión y que los clínicos que atienden a personas con VIH tengan el mismo nivel de competenci­as ya sea en el centro de la ciudad o un lugar alejado, y que la calidad de atención sea similar en cuestión de conocimien­tos y recursos”.

Andrés Costilla,

DIRECTOR DE AMIGOS POTOSINOS EN LUCHA CONTRA EL SIDA, A.C.

201,439 CASOS DE VIH en México, de acuerdo con el sistema de vigilancia epidemioló­gica.

11,869 NUEVOS CASOS

En el último año.

El Síndrome de Inmunodefi­ciencia Adquirida (Sida) es la fase más avanzada del VIH, y las personas que lo contraen corren el riesgo de desarrolla­r infeccione­s, manifestac­iones clínicas crónicas y ciertos tipos de cáncer.

La ONU implementó este año ‘Igualdad Ya’ como mensaje de concientiz­ación para que existan mejores condicione­s en el mundo en la lucha contra el Sida.

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