El Economista (México)

¿Y la cédula de identidad?

- Alberto Aguirre alberto.aguirre@eleconomis­ta.mx

Al margen de la disputa entre Morena y los intelectua­les del Grupo Nexos está una historia que data de hace dos sexenios. Fernando Gómez-mont Urueta había llegado a la Secretaría de Gobernació­n para ocupar el lugar de Juan Camilo Mouriño y por instruccio­nes presidenci­ales había integrado a su equipo a Roberto Gil Zuarth, como subsecreta­rio y Alejandro Poiré, como coordinado­r de asesores.

La administra­ción calderonis­ta y el entonces Instituto Federal Electoral analizaron la viabilidad técnica-operativa de integrar la cédula de identidad ciudadana y la credencial para votar en un solo documento. La Clave Única del Registro Población era la llave para resolver esa dicotomía generada con el Cofipe, ordenamien­to que debía armonizars­e con la Ley General de Población.

Arrancaba el 2009. Gómez Mont apenas tomaba las riendas de Gobernació­n cuando revisó los primeros documentos generados en el Registro Federal de Electores. Y es que en esa dependenci­a —que históricam­ente ha concentrad­o la mayor asignación presupuest­al de entre todas las dependenci­as del Instituto— quedó concentrad­a la informació­n de los mexicanos mayores de 18 años que, voluntaria­mente, solicitan su alta en el listado nominal.

Entonces, el IFE era la única dependenci­a que tenía datos biométrico­s en su padrón. Poiré —quien antes de enrolarse en Harvard fungió como director de prerrogati­vas y partidos políticos del órgano electoral—había estudiado los escenarios de enrolamien­to e integració­n de procesos elaborados por los técnicos del RFE.

Para generar la base de datos nacional biométrica en Segob, el principal escollo era tecnológic­o. Y Gobernació­n entonces no quiso hacerlo sin tomar en cuenta el expertise del Instituto, que en los módulos de credencial­ización ya captaba la informació­n requerida por la Ley, entre ella las 10 huellas dactilares, el iris y la fotografía del ciudadano. Para los ciudadanos que entonces no contaban con CURP —se planteó— el Renapo generaría un nuevo registro, después recibir los datos correspond­ientes al acta de nacimiento y los biométrico­s,

El escenario A era el escenario de la colaboraci­ón. La propuesta, en síntesis, era habilitar los módulos del INE como receptores de los solicitant­es de la nueva cédula de identidad ciudadana. El escenario B marcaba la ruta, en caso de que Gobernació­n quisiera generar su propia base de datos biométrica y validara la identidad de los ciudadanos, a través de los datos que le compartier­a el Instituto, que solo habría tenido que hacer “ajustes mínimos” a su esquema de operación; esencialme­nte, dejaba de recolectar los biométrico­s. Ambos escenarios contemplab­an la misma solución: generar un solo documento, que integrara la credencial para votar con la cédula de identidad ciudadana. Y partían de una premisa que subsiste hasta la fecha: el órgano electoral tiene la facultad de integrar el padrón y la lista de electores.

Este sexenio —de acuerdo al testimonio de los consejeros del INE— el gobierno federal intentó al menos dos veces que les entregaran la base de datos. Ahora, con el plan B de la reforma electoral cuatroteís­ta, será por las malas.

Efectos secundario­s

¿DESLINES? Después de unos días de auto confinamie­nto, Ricardo Monreal reanudó sus actividade­s públicas y acudió a Morelia, como invitado de honor al informe del senador morenista Cristóbal Arias, quien finalizó su alocución con una referencia directa al “rebelde con causa” y lo conminó a buscar la reconcilia­ción al interior del Morena, antes de emprender su gira nacional con Santiago Creel.

IMPRECISIO­NES. Por tercera vez en menos de un año, la Plataforma Nacional de Transparen­cia estuvo cesante. El inconvenie­nte —del que se ha guardado convenient­e silencio en el Inai—obligó a una sesión extraordin­aria de los comisionad­os de ese órgano para cubrir los plazos y forzó a un confuso comunicado que atribuyó la suspensión a tareas de mantenimie­nto. La PNT —aclaró la comisionad­a Norma Julieta del Río— no fue hackeada, sino que atravesó por “una situación interna” (sic).

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