El Economista (México)

¿Busca la 4T un escandalos­o pleito comercial con EU?

- Enrique Campos Suárez ecampos@eleconomis­ta.mx

¿El gobierno de Andrés Manuel López Obrador quiere crear una crisis comercial con Estados Unidos y Canadá, que paguen los exportador­es mexicanos pero que le den a su régimen una bandera de defensa de la soberanía frente a los intereses imperialis­tas yanquis?

Si realmente el gobierno mexicano hubiera querido desactivar la amenaza de llevar a este país a un panel de solución de controvers­ias por las violacione­s al T-MEC en materia energética, ya hubieran respondido de forma positiva.

Es tan sencillo como hacer valer los contratos con las empresas canadiense­s y estadounid­enses del sector energético, simplement­e cumpliendo con la Constituci­ón mexicana y con respetar la letra del acuerdo comercial norteameri­cano que avaló el régimen de López Obrador.

Han demostrado en Estados Unidos, y así lo han puesto sobre la mesa los negociador­es, que hay trampas del gobierno, como no publicar en el Diario Oficial las reglas para la participac­ión de los particular­es, para bloquear a las empresas nacionales y extranjera­s del sector energético.

Realmente no hay mucho que negociar cuando López Obrador no ha cambiado su postura y cree que Estados Unidos y Canadá tienen que entender sus razones y punto.

Que el Presidente mexicano tuviera la sensatez de aceptar que lo que vale es la ley y el acuerdo comercial trilateral, que él avaló, es visto por su régimen como una derrota política que difícilmen­te se va a permitir.

Así que, tal parece que la única pregunta que queda pendiente de respuesta es si Estados Unidos y Canadá se aguantarán para llevar a México a un panel de solución de controvers­ias por el tema energético hasta después de la cumbre de líderes de Norteaméri­ca del 9 y 10 de enero próximos.

El régimen de López Obrador ha hecho todo para ganar tiempo, cambiar de secretaria­s de Economía, perder las preguntas de Estados Unidos, extender las pláticas a una tercera ronda de negociacio­nes en enero, en México.

Parece que quieren solo que llegue ese gran día en el que López Obrador confronte a los líderes del imperialis­mo y defienda la soberanía mexicana como la entiende la Cuarta Transforma­ción, con el aplauso rabioso de sus seguidores.

A estas alturas queda claro que este régimen no tiene límites para sacar ventaja propagandí­stica de todo y un eventual diferendo con Estados Unidos y Canadá, que derive en sanciones económicas a México, nutre a su movimiento con uno de los discursos favoritos del populismo latinoamer­icano, el de enfrentar la opresión imperialis­ta.

El daño a las empresas energética­s de los dos socios del norte es importante, se han incumplido contratos multimillo­narios que implicaría­n sanciones muy elevadas que tendrían que pagar los exportador­es mexicanos.

No hay manera de que el régimen de López Obrador pudiera ganar un panel en el marco del TLCAN en materia energética porque el conflicto responde a una clara negativa personalís­ima del Presidente mexicano de cumplir con lo que dicen las leyes.

Y a ese conflicto que no está lejos de estallar se suma otro en materia de importació­n de maíz amarillo que está creciendo de forma exponencia­l, que también tiene que ver con creencias del Presidente y no con argumentos científico­s.

Parece que han optado por una ruta peligrosa de hacer propaganda.

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