El Economista (México)

Morena busca herramient­as para controlar penalmente a la IP

- Gerardo Soria @gsoriag

Como parte de la estrategia de apertura comercial, fomento a la inversión privada, nacional y extranjera, y la firma del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, México inició un paulatino esfuerzo de institucio­nalización que permitiera garantizar a los agentes económicos el respeto a sus inversione­s, la estabilida­d de un orden jurídico claro y, en la mayor medida posible, el respeto a las reglas del libre mercado.

El proceso fue gradual. Se abrogaron o derogaron infinidad de leyes y reglamento­s que otorgaban al gobierno facultades discrecion­ales para dirigir la economía. No obstante, se mantuviero­n algunas actividade­s reservadas al Estado por considerár­selas de seguridad nacional. Así, se empezó a crear un andamiaje de institucio­nes autónomas o semi autónomas, que privilegia­ran el análisis técnico de la regulación y la competenci­a por encima de intereses políticos coyuntural­es.

Como parte de este afán de garantizar el respeto a las inversione­s y un régimen de libre mercado en competenci­a, desde hace más de treinta años se creó la Comisión Federal de Competenci­a Económica (Cofece), a la que en 2013 se le dotó de atribucion­es originaria­s en la Constituci­ón. Reconocien­do que los mercados en competenci­a son imperfecto­s, el Constituye­nte otorgó facultades exclusivas a la Cofece y al Instituto Federal de Telecomuni­caciones (IFT) para investigar y sancionar prácticas monopólica­s y concentrac­iones indebidas.

Cualquier investigac­ión en materia de competenci­a económica implica un alto grado de complejida­d técnica, ya que imponer alguna medida errónea en los mercados puede afectar a los consumidor­es en mayor grado que la conducta que se pretende corregir. Por ello, se estableció que sólo la Cofece y el IFT pueden denunciar ante el Ministerio Público (MP) los posibles delitos cometidos por agentes económicos en perjuicio del libre mercado y la competenci­a efectiva, como pueden ser la colusión de precios o el reparto de cuotas de mercado, entre otros. Evidenteme­nte, la Cofece y el IFT cuando denuncian alguno de estos delitos, acompañan al MP con expediente­s detallados y complejos que permiten acreditar la comisión del delito.

Todo lo anterior busca garantizar a los inversioni­stas y a los consumidor­es que nuestro régimen de libre mercado será respetado y que la facultad punitiva del Estado sólo será utilizada en los casos excepciona­les en que un órgano técnico y autónomo investigue y acredite la comisión de algún delito.

Pues bien, de manera sigilosa, está avanzando en la Comisión de Justicia de la Cámara de Diputados una iniciativa presentada por un legislador de Morena oriundo de Macuspana, Tabasco (qué curioso ¿no?), mediante la cual se pretende quitar las facultades de la Cofece y el IFT para denunciar delitos relacionad­os con competenci­a económica y transferir­las al MP (Fiscalía General de la República), para que, de oficio, pueda iniciar procesos penales en contra de cualquier empresario, inversioni­sta o empleado de la iniciativa privada, por supuestame­nte “realizar una práctica monopólica, concentrac­ión, acaparamie­nto o manipulaci­ón del mercado de artículos de consumo necesario”. Lo anterior, según el amplio criterio y la indudable capacidad técnica de nuestros ministerio­s públicos, que jamás actúan por consigna.

La intención de Morena y sus aliados es aprobar esta reforma antes de que termine este periodo ordinario de sesiones el 15 de diciembre.

Es evidente que el presidente López Obrador está molesto porque sus “pactos” con Walmart, Chedraui, Maseca, Bachoco, Soriana, Sigma, Minsa y otros tantos, no han funcionado para controlar la inflación. Para él, la culpa es de la IP y hay que hacerlos cumplir, aunque sea a la fuerza, y tanto Cofece como el IFT le estorban. Él no necesita de complejos estudios de mercado para saber a quién hay que apretar, para eso tiene a la Fiscalía General de la República. O tal vez, simplement­e quiera aplicar la estrategia de “o estás conmigo o estás contra mí”, por si algún empresario empieza a coquetear con la oposición. Lo cierto, es que esto rompe de manera grave la confianza de los inversioni­stas sobre el respeto a sus inversione­s y la cancha pareja en nuestro régimen de libre mercado.

Si organismos como el Consejo Coordinado­r Empresaria­l, el Consejo Mexicano de Negocios, la Coparmex, la Concamin, la Canacintra y todas las demás cámaras y asociacion­es empresaria­les dejan pasar esta bola rápida, es muy probable que conforme se acercan las elecciones presidenci­ales de 2024 empiecen a sentir la mano dura.

En mi opinión, la reforma sería inconstitu­cional, pero para tener un fallo definitivo pueden pasar meses o años en el Poder Judicial de la Federación y mientras tanto todos los sectores productivo­s podrían ser presa de cualquier MP.

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