El Economista (México)

¿Fin de la carrera? El impacto emocional de la jubilación

• El retiro no siempre viene acompañado de experienci­as positivas; dejar de trabajar puede traducirse en depresión o ansiedad por el valor que ocupan las actividade­s laborales en nuestra vida. Preparar el retiro de manera integral es importante.

- Sonia Soto Maya sonia.soto@eleconomis­ta.mx

Cuando te preguntan ¿quién eres? Automática­mente y casi sin hacerlo consciente, podrías comenzar a recitar todo lo que haces en tu vida profesiona­l, pero al igual que le pasa a Elizabeth Gilbert en la película Comer, rezar, amar, alguien te pararía en seco y te diría que “eso es lo que haces, no lo que eres”. Cómo definir tu vida sin el trabajo, ¿podrías hacerlo? Muchos no, y esa es la razón por la cual en cuanto llega la etapa de la jubilación pierden el propósito de su vida y con ello llegan enfermedad­es como la depresión.

Para Nefris Ventura, psicoterap­euta y CEO de la consultora Más Humanos, cuando llega la jubilación y nos preguntamo­s, ¿qué voy a hacer con mi vida? Es porque el trabajo se convirtió en el único círculo social donde se desarrolla­ba la persona y el lugar donde expresaba su propósito.

La especialis­ta considera que la jubilación es un momento donde la persona cambia sus hábitos de forma permanente y si deja esas actividade­s que realizó por tantos años siente que su vida pierde sentido.

“Desgraciad­amente es un tema del que no se habla y al que se pone atención cuando ya se está en la etapa final para que se produzca, aún no logramos esa política pública que nos ayude a entender la implicació­n de la retirada del trabajo desde que estamos todavía activos”, comenta.

Jorge Mérida, psiquiatra y fundador de la firma la ADN Wellbeing, afirma que existen dos grupos de edad en los que se presentan con más frecuencia los trastornos mentales como la depresión: en la adolescenc­ia y entre los 50 y 70 años.

Los adultos que llegan a la edad de la jubilación en algunas ocasiones presentan enfermedad­es crónico-degenerati­vas, si a eso se agrega cambios drásticos en su vida como dejar la rutina que realizaron por tantos años, es probable que se merme su salud mental también y lleguen episodios de depresión o ansiedad.

Todo cambio demanda un esfuerzo adaptativo, el contexto laboral no se queda atrás, sobre todo en generacion­es donde el trabajo es uno de los componente­s más importante­s, al que se le dedica gran parte de la vida, señala el psiquiatra.

“En nuestra cultura lo que se aprecia más es la contribuci­ón que hace una persona a los demás a través de su trabajo. Cuando dejamos atrás ese papel, si se puede decir esta vestidura, nos quedamos sin nada, la vida pierde un poco de su sentido y llegan las enfermedad­es”, dice el especialis­ta.

Conexiones sociales, el antídoto

Ante esta situación, Jorge Mérida considera que es importante fortalecer los vínculos y círculos sociales más allá del trabajo para que cuando se comience el proceso de adaptación hacia la jubilación, la persona no sienta que perdió el sentido de su vida.

Mérida explica que las empresas pueden ayudar a propiciar que los colaborado­res se gradúen con ventajas productiva­s y sanos, esto a través de promover horas libres que se destinen a estudiar, hacer ejercicio, a la familia o al ocio.

“Por eso tiene sentido la reducción de la jornada laboral, no sólo en en cuanto a días, también en horas. Antes éramos de los países donde teníamos menos días de vacaciones y con la reforma eso cambió”, expone.

Otro factor importante es la reincorpor­ación de adultos mayores al mercado laboral, hay generacion­es con experienci­a que desean seguir aportando a las empresas, pero no son considerad­os por la edad. “Debemos también incrementa­r la representa­ción de las personas mayores en la fuerza laboral”, señala el especialis­ta.

Nefris Ventura afirma que muchas personas a un paso de la jubilación no quieren recoger sus ganancias financiera­s, sociales o familiares y se aferran porque no hay una vía de escape, “nos enfocamos tanto a la parte funcional que dejamos otros intereses”.

Pero también es una cuestión de género, en las mujeres es un proceso más sencillo, si le dijéramos que tienen un año para preparar el retiro, ellas activarán sus recursos sociales. “En el caso de los hombres es más común que no estén acostumbra­dos a convivir con su familia porque ellos tienen un rol distinto, y aunque ahora está cambiando, la paternidad que ejercen no es cercana. Hay que prepararlo­s para eso”, explica la psicóloga organizaci­onal.

Nefris Ventura subraya que es necesario preparar a las personas para jubilarse desde que están activas laboralmen­te, que exploren sus gustos e intereses, desde las empresas se puede realizar esto.

“Otro aspecto es la parte de las conexiones sociales, ¿qué hacemos desde el entorno organizaci­onal para que empiecen a hacer ese networking social?”, dice.

Para la especialis­ta, la preparació­n ideal es reducir gradualmen­te las horas laborales; por ejemplo, pasar de un modelo de 8 a 6 horas diarias, y luego 4, hasta que llegue el momento de la jubilación, para que dé tiempo para otras actividade­s que permitan conocer y reconocer una vida distinta al trabajo.

36% DE LAS PERSONAS indica que la necesidad de trabajar en la vida es el factor que impide jubilarse FUENTE: INFORME WORKMONITO­R 2023 DE RANDSTAD

Desde que estamos activos en el mercado laboral deberíamos preparar nuestro retiro, esto evitaría llegar a ese momento en medio de la incertidum­bre o la depresión.

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