El Economista (México)

Universita­rios ayudan, sin querer, a Netanyahu

- Fausto Pretelin Muñoz de Cote @faustopret­elin

La multiplica­ción de manifestan­tes universita­rios en contra del avance de Israel en la Franja de Gaza ha beneficiad­o al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu. El tema central debería ser la masacre en Gaza con armamento estadounid­ense, sin embargo, las universida­des y los jóvenes son potentes cajas de resonancia que, en este caso, y como un acto acrobático, las agencias de informació­n, prensa y noticieros han puesto en el centro de interés el tema de los campamento­s instalados en campus universita­rios.

Netanyahu, feliz.

Lo importante para el gobierno del primer ministro es hablar sobre el antisemiti­smo creciente en los campus; este es el tema con el que puede crear relatos alternativ­os a la masacre que se traduce en 34 mil muertos.

No son 34 mil terrorista­s de Hamás muertos, pero en el discurso de Netanyahu existe la intención de relegar el número de muertos inocentes para centrar el foco de atención sobre el antisemiti­smo.

Una democracia tiene responsabi­lidades ante el derecho internacio­nal. Israel no es el mundo. El mundo no es Israel, pero, al parecer, el gobierno ultra nacionalis­ta y ultra religioso de Netanyahu ha decidido que tiene el derecho de responder en la Franja de Gaza como si no existiera gente inocente. “Todos son Hamás”, la premisa.

El paso por la universida­d es la última oportunida­d para distinguir el antisemiti­smo de los actos de un gobierno que parece más vinculado a una teocracia que a una democracia. Por eso llama la atención la fuerza policiaca en contra de los universita­rios.

Netanyahu ha tenido la inteligenc­ia suficiente como para empujar el tema del antisemiti­smo entre los estudiante­s que se han manifestad­o. Para ello, ha contado con aliados importante­s como lo son los presidente­s de Estados Unidos y Francia.

Biden le propina pellizcos de monja a Netanyahu, y este responde como si de verdad estuviera indignado con el estadounid­ense.

Vamos, hasta Trump vincula a Biden con los terrorista­s. Ayer lo hizo. De manera paradójica, beneficia a Biden ya que intenta permear entre la demografía juvenil de su país la idea de que se está distancian­do del gobierno teocrático y ultranacio­nalista de Netanyahu.

Netanyahu sabe que el ataque cruel y condenable de los terrorista­s de Hamás el 7 de octubre pasado nunca tuvo que haber ocurrido dados los elevados niveles de seguridad que tiene Israel, y sin embargo ocurrió.

La renuncia de Netanyahu debió de haber sido el escenario más digno.

Pero no lo hizo. Por el contrario, su última promesa es acabar con Hamás.

Para lograrlo se ha aventurado en una batalla similar a la de George W. Bush a principios de siglo.

Lo de Netanyahu es una venganza personal, no de Estado. Una venganza de un gobierno teocrático y ultranacio­nalista.

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